Andrés Garrido del Toral

Yeyo vio la luz primera en la ciudad de Querétaro el 25 de septiembre de 1939, hijo de Alberto Olvera Uribe y de María de la Luz Montaño Camacho.

La primaria la estudió con las señoritas Muñoz en Ocampo 10 norte y con la maestra Esperanza McCormik en el plantel ubicado en Pasteur y Reforma.

La educación secundaria la realizó en la escuela Fernando de Tapia dirigida por el padre Agustín Saavedra y ubicada en Hidalgo con Allende.

Entre 1959 y 1970 perteneció a los Cómicos de la Legua —desde la fundación de dicho grupo— en una época llena de grandes actores como Hugo Gutiérrez Vega, Roberto y Juan Servín Muñoz, Ignacio Frías, Paco Rabell Fernández, etc.

Los que saben de teatro opinan que Aurelio es un excelente actor, capaz de representar roles dramáticos y de comedia con la misma facilidad. Los queretanos de antaño todavía lo recordamos interpretando a un ciego que era el Che Guevara en “Guillermo Tell tiene los ojos tristes”, obra que también llevaron a la UNAM —concretamente en el Teatro Universitario— en pleno movimiento estudiantil en 1968, en un viaje lleno de tensión y de temor por el ambiente de represión que se vivía en el país. También Yeyo haría roles estelares en “Malcom contra los eunucos” y en los entremeses cervantinos, lo que le permitió actuar en España, Inglaterra, Francia y Sudamérica. Su ciclo en el teatro llegaría a su fin por culpa de su novia regañona y celosa: La Estudiantina de la UAQ.

La preparatoria la cursó en la Universidad Autónoma de Querétaro al igual que los dos primeros años de la carrera de abogado DESDE DONDE FUNDA Y DIRIGE A LA ESTUDIANTINA DE LA UAQ en 1963.

Pero su verdadera pasión, la música, la empieza a aprender desde 1949 con el padre Cirilo Conejo Roldán en el Conservatorio J. Guadalupe Velásquez, ubicado en ese entonces en la casona del Diezmo Viejo, donde hoy es la Dirección de Ingresos del Estado. Sus maestros fueron Ma. Mercedes Castillo, Arnulfo Miramontes, Julián Zúñiga, Eduardo Loarca Castillo y Esperanza Cabrera, obteniendo el grado de licenciado en canto gregoriano con especialidad en órgano y piano a nivel medio.

Duró como director de dicha tuna universitaria de 1963 hasta el año de 1999, en el que las diversas generaciones de estudiantinos y las autoridades universitarias le dieron el justo y merecidísimo nombramiento de director honorario y vitalicio del grupo. La razón de todo esto es que no se puede concebir a La Estudiantina sin Aurelio, el cual es su esencia, aquello sin lo cual algo es nada.

Ha servido a su Querétaro desde la trinchera educativa en la Secundaria General No. 1; dirigió la hoy Facultad de Bellas Artes y también fue regidor del Ayuntamiento de Querétaro de 1991 a 1994. En el año de 1998 llegaría a la presidencia del Patronato de las Fiestas de Querétaro. Ha recibido los principales premios al estímulo ciudadano por parte del Estado y Municipio, no faltándole ninguna. Un buen reconocimiento a su trayectoria de servicio es el capítulo que le dedicó el INEA en una publicación de personajes y glorias queretanas actuales.

  • SU MEJOR CREACIÓN: La canción «Añoranza Queretana», aunque no estoy todavía satisfecho.
  • EL MEJOR INTEGRANTE DE LA ESTUDIANTINA DE TODOS LOS TIEMPOS: Mi hermano Juan Samuel Olvera Montaño, que ingresó al grupo en 1964.
  • CANCIÓN CONSENTIDA: «Por si no te vuelvo a ver», de María Greever.
  • MEJOR VIAJE ARTÍSTICO: Santiago de Compostela, España en 1979.
  • MEJOR ACTUACIÓN MUSICAL: Tegucigalpa en 1969, ante diez mil personas en el Gimnasio Nacional las cuales cantaban las piezas de la Estudiantina porque el conjunto local “Voces Universitarias de Honduras” ya las había popularizado.
  • SU CANTANTE FAVORITO: Luciano Pavarotti.
  • SU COMPOSITOR PREFERIDO: Johan Sebastián Bach.
  • EL MEJOR DISCO QUE HAYA GRABADO: El que contiene «Un Día Un Niño», «La Danza», «Dos Guitarras», «Por Qué», entre otras y que fue hecho en 1971.
  • EL AMOR DE SU VIDA: Su señora madre.

Desde diciembre de 2019, el gobernador Pancho Domínguez y el alcalde Luis Nava acordaron que una escuela secundaria en El Marqués y dos auditorios de secundarias urbanas en el municipio de Querétaro lleven el nombre del afamado maestro. Desde este 24 de junio de 2021, el Centro Cultural Universitario de Independencia 29 se llamará “Aurelio Olvera Montaño”.

En mayo de 2017 una presunta reportera de sociales lo mató en Facebook.

Pregunto a Querétaro ¿qué hubiera sido si Aurelio Olvera Montaño se hubiera muerto?

¿Quién tendría más imán para convocar a las serenatas de la Banda de Música y quién cuidaría de la calidad musical en la Estudiantina?

¿Quién agotaría de un jalón todo el pan de dulce de la Panificadora Vienesa de las calles de Juárez a escondidas de su familia?

¿Quién sería el valor musical y moral de decenas de miles de queretanos que pasamos por sus aulas?

¿Quién sería el eterno novio de la eterna novia Santiago de Querétaro por la que vivió y luchó sin casarse?

¿Quién nos diría “parrapas” cuando llegáramos a una cita con pantalones negros y calcetines blancos?

¿Quién nos diría pendejos si no tuviéramos la calidad musical que el momento requería?

¿Quién le dará su pensión a la novia que dejó en 1979 en Granada?

¿Quién reconocerá a Alfonso Núñez Hernández, “El Polivoz”, su hijo más parecido?

¡Qué irresponsabilidad de algunos pseudo comunicadores de no confirmar la noticia!

Yeyo, te amamos; no te vayas nunca. Y no se irá: es eterno como su cielo queretano, intensamente azul.

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Last modified: 9 septiembre, 2021
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