Autoría de 8:08 pm #Opinión, Luis Octavio Vado - Paradojas • 2 Comments

Matrimonio igualitario – Luis Octavio Vado

Las personas podemos tener muy diversas razones para casarnos, pero en general, creo que se debe a que pensamos en construir una vida en común con una persona, basándonos en el amor. En lo personal, esto no me parece difícil de entender.

¿Por qué amamos a alguien? ¿Cuáles son las razones que nos hacen querer ligarnos de forma estrecha en lo emocional, económico y jurídico, con otra persona? Supongo que pueden ser causas diversas, y que a cada persona le corresponde dar una respuesta.

Ahora bien, creo que en esto existe un interés del estado, que radica en los efectos jurídicos de la relación. Me refiero a cuestiones como el régimen matrimonial (comunidad de bienes o separación de los mismos), cuestiones sucesorias, filiación de los hijos, acceso a créditos, responsabilidad en la toma de decisiones médicas, entre otras. Por eso, me parece que existe una necesidad de regular jurídicamente el matrimonio.

Sin embargo, ¿tiene interés el estado en el sexo de los contrayentes? Esto es, ¿hay una razón que justifique que el estado limite el matrimonio a parejas de distinto sexo? Me parece que no; y si la respuesta es negativa, entonces tampoco habría razón para prohibir o negar el matrimonio a parejas del mismo sexo.

Se podría argüir, en contra, que las parejas del mismo sexo no pueden engendrar; sin embargo, sabemos que los adelantos de la ciencia permiten que esto ya no sea así. Por otra parte, también es posible que una pareja heterosexual decida no tener hijos, lo que no les limita la posibilidad de casarse.

Además de lo anterior, no veo que el estado tenga un interés jurídico en que las parejas tengan descendencia. O que la descendencia deba de ser solamente dentro del matrimonio.

Otra razón que he leído, en contra del matrimonio igualitario, tiene que ver con el origen de la palabra “matrimonio”, que se liga a la idea de la maternidad. Desconozco la etimología de la palabra, pero aun suponiendo que la referencia sea correcta, sabemos que el lenguaje cambia, y que no hay una especie de “esencia” en las palabras. Un ejemplo es el vocablo fábrica, que en su origen aludía a aquello de lo que una cosa estaba hecha (la fábrica de esta casa es de ladrillos), y actualmente designa algo distinto a su sentido original.

Si el estado no puede dar una razón jurídica para limitar el matrimonio a personas de diverso sexo; esto es, si no puede esgrimir un argumento cimentado en los derechos humanos, que justifique el trato desigual entre parejas homo y heterosexuales; entonces no queda sino reconocer que dicho trato diferenciado es inconstitucional.

Ya tenemos el matrimonio igualitario en Querétaro, como en otras 22 entidades de México. Esperemos que pronto sea en todo el país.

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Last modified: 6 octubre, 2021
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