El amor visto desde una perspectiva nueva y desconocida… Bueno, por lo menos para mí.
La primera vez que me enamoré, era una mocosa babosa de preparatoria que no tenía ni idea de lo que el amor realmente significaba. Se podría decir que el concepto del amor romántico dominaba mi poca experiencia del tema. Cuando uno es joven e inmaduro, siempre piensa o anhela que el primer amor será aquel con el que terminarás al final del día, sé que hay ocasiones en las que esto sí sucede y qué maravilla, pero en la mayoría de los casos no es así.
La segunda vez que me enamoré, era una mujer entrando a la edad adulta, preparada profesionalmente, independiente y libre, pero totalmente ajena a todo que una relación sana debía conformar. Esto me llevó a embarcarme en una relación psicológicamente abusiva que terminó por dejarme vacía y quebrar mi autoestima. En retrospectiva y siendo completamente honesta, ese rol de “pareja perfecta”, no era lo que yo en verdad quería.
Esta última experiencia representó un antes y un después en mi forma de relacionarme con otros. Antes solía ser de las personas que se dejaban llevar por la emoción y el sentimentalismo, confiaba ciegamente en el otro y abría mi corazón sin parar a darme el tiempo de analizar si la otra persona y yo estábamos en sintonía, si teníamos las mismas metas en común o si simplemente teníamos una conexión intelectual. La gente suele decir que para el amor no hay un manual ni reglas, pero lamento romperles la burbuja romántica, pero el tiempo, la comunicación y la salud mental, son fundamentales para que una relación sana se pueda dar.
¿A qué me refiero con amar desde la libertad? Si tú has estado en una relación abusiva, sabrás que uno entra en dichas relaciones desde vacíos emocionales, miedos, heridas psicológicas, etc. Es decir, lo que nos lleva a conectar con el otro son las partes rotas de nuestro propio ser, lo que pronto nos lleva a generar una dependencia emocional por la pareja. Creemos que nuestra felicidad depende del otro, que la otra persona necesita de nosotros para complementarle, que si el amor es realmente fuerte juntos podremos superar cualquier reto. Y puede que así sea… En la ficción y el imaginario colectivo, mas no en la vida real. El amar desde la libertad, conlleva un proceso de deconstruir todo lo que creemos conocer sobre el amor, principalmente el amor romántico y las normas sociales que nos atan a cumplir ciertos parámetros de vida (graduarse, casarse, comprar una casa, ser madre, etc.).
Asimismo es necesario un proceso de autoconocimiento y sanación personal, que te permita conocerte y valorarte a ti mismo los suficiente para conectar con el otro desde una versión más “completa” de ti mismo. Esto significa amar sin apego, haciéndote responsable de tiya que, si eres adicto afectivo y buscas sujetarte de alguien, seguirás justificando esa necesidad de afectoy esa dependencia emocional. Aunque te cueste trabajo intenta iniciar por elegirte a ti, pues no se puede hablar de amor auténtico si este no es libre, puesto que cuando nos amamos no buscamos poseer al otro y esto nos llevará a experimentar una relación más profunda, madura, enriquecedora y profundamente libre.
Hoy por hoy sigo aprendiendo a reconocerme y a aceptarme tal cual soy, pero gracias a esto entiendo que las conexiones que ahora hago no son desde una carencia emocional, ni miedos infundados, sino de un lugar de amor propio y plenitud. Ahora entiendo que el amor no es solamente ese enamoramiento inicial que nos hace actuar impulsivamente; el amor es comunicación, entendimiento, intimidad, libertad…
Cuénteme querido lector, ¿usted ama desde la libertad o desde la dependencia?
Twitter: @LaPamGranados
Texto con aportes de la Psicóloga Teresita Baranda Twitter: @BarandaTere
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