Autoría de 5:24 pm #Opinión, Josué Quino - Diálogos de Latón • One Comment

Días de catecismo -Josué Quino

―Abuelito, siempre me has dicho que tú no crees en la Virgen de Guadalupe, pero no me ha dicho ¿por qué no crees en ella?

―Hijo, yo no creo en ningún santo. ¡O virgen! Yo sólo creo en Dios ¡y ya está!

―Sí, ya sé, pero no me explicas el motivo, para que te entienda.

―Mira, yo hice mi primera comunión en 1966, cuando tenía 8 años e iba en 2º de primaria. En ese entonces, para hacer mi primera comunión, tenía que ir al catecismo cada sábado de 4 a 6 durante todo un año, a prepararme para tomar por primera vez la hostia en las misas.

―Y, ¿cómo te preparan?

―Me enseñaron todos las oraciones, como el Padre Nuestro, el Ave María, los 10 Mandamientos y otras cosas más. Pero lo más importante que yo aprendí ahí fue que Dios está en todos lados, y aunque mi Tía Betty me llevaba cada domingo a misa a comulgar, yo me preguntaba que ¿para qué iba a misa a una iglesia a contarle a fuerza mis pecados a un padre, para que los perdonara? ¡A los nueve años!

―¿A poco a los nueve años ya tenías pecados?

―¡Claro que no! Pero ya desde entonces me obligaban a buscar y encontrar culpa por todos lados: que si no le hacía caso a mi mamá porque no quería hacer mi cama todos los días, estaba faltando al 4º mandamiento. Que si le tenía que jurar al maestro que si había hecho mi tarea, pero que se me había olvidado llevarla, estaba faltando al 2º mandamiento. Y así todo el tiempo andaba yo de pecador para arriba y para abajo.

―¿Y lo hacías adrede?

―¡Jamás! No tenía ni la más remota idea de qué todo lo que yo hacía de manera libre, ya estaba previamente castigado por la iglesia, y utilizaba a mi familia para cobrarme el castigo.

¿Ellas lo hacían a propósito?

―Yo sé que ellas, porque fui educado en una familia matriarcal y lo agradezco, sólo seguían los preceptos de Dios, que la iglesia les había enseñado.

―Pero eso no es malo.

―Es malo cuando quieren imponerte a la fuerza a hacer cosas que tú no quieres y que además, sabes que no dañan a nadie. Pero que tienes que hacerlas porque si no vas a ser diferente a los demás, y eso nunca ha sido algo bueno. No sé si me explico.

―Sí. Querían que a fuerza te comportaras como el resto del mundo. ¡Como soldadito!

―¡Exactamente! Y para que Diosito me perdonara por mis pecados, se los tenía que ir a contar al padre antes de cada misa, para que pudiera comulgar, cada domingo. Entonces yo iba, a mis 9, 10 y hasta los 11 años con una pila de pecados, y se los contaba al padre y el me ponía como penitencia dos Padre Nuestros y tres Ave Marías.

―Y se supone que rezando eso, ¿ya pagabas tus pecados?

―Así es. Pero casi siempre me tenía que robar pecados para confesarme, porque si no, no tocaba hostia.

―¿Cómo te robabas pecados?

―¡Jajajajajaja! Los domingos, antes de misa, en la fila que teníamos que hacer para que el padre nos confesara, los amigos contaban sus pecados y entonces, yo me robaba algunos, y se los decía al padre, porque, créeme: a esa edad yo no hacía nada malo.

―¡Pero robarse pecados si era algo malo, porque estabas mintiendo!

―Hijo, cada domingo que yo me confesaba y que le decía al padre que no había tenido pecados, el padre se enojaba conmigo porque ¡no me creía! Y entonces me iba peor, porque me ponía a rezar ¡10 Padres Nuestros y 10 Aves Marías!

―Ay, no puede ser.

―Y yo en lugar de ponerme a rezar mi penitencia, me ponía a pedirle perdón a Diosito por haberle mentido al padre, y Él me perdonaba. Y fue justamente ahí, arrodillado en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Príncipe de la Paz, cuando me di cuenta de que yo tenía una comunicación ¡directa! con Dios.

―Y ¿qué tiene que ver eso con que no creas en la Virgen de Guadalupe?

― La Virgen de Guadalupe, las demás vírgenes, las santas y todos los santos, se supone que sirven para que intercedan por ti para que Dios, te escuche, para que Dios te ayude, para que Dios te perdone, para que Dios te haga el milagrito.

―¡Ah! ¡Ya entendí! Tú habías descubierto que podías comunicarte directamente con Dios, por lo tanto ¡no necesitabas pedirle a nadie que te ayudara a llegar a Él! Que interesante.

―Yo respeto a todos eso, pero a los 8 años, en el catecismo había aprendido que Dios es omnipresente, omnipotente y omnisapiente.

― Por lo tanto, Dios está ahorita aquí, y sabe todo lo que acabamos de hablar.

―Exactamente. Ahora respóndeme, ¿tú crees en la Virgen de Guadalupe?

―No creo que ella, pero… me gustaría creer. ¿Está mal?

― Hijo, cree en quién quieras, ¡pero con fe!

(Visited 139 times, 1 visits today)
Last modified: 14 diciembre, 2021
Cerrar