—¿Otra vez había muchos soldados?
—De hecho no, fíjate que a diferencia de la vez pasada, que había muchos soldados por todos lados y ellos nos aplicaron la vacuna, esta vez no vi ni a uno solo de ellos.
—¿Qué habrá pasado?
—Pues, el señor de adelante dijo que seguramente se los habían llevado a todos a trabajar en el tren maya, para terminarlo a tiempo, porque, como todos los ingresos que salgan del tren van a ser para los soldados, y ellos lo van a administrar, pues suena lógico que se los hayan llevado para apurarse a terminarlo y comenzar a ganar dinerito.
—Y, ¿qué? ¿Los soldados no tienen ya su propio presupuesto?
—¡Por supuesto!
—¿Entonces?
—Pues… hay un teoría conspirativa que asegura que el gobierno federal está haciendo todo eso para tenerlos muy contentos, y en el momento en que el pueblo se le quiera voltear, pues los militares lo defiendan.
—Abuelito, ¿estás diciendo que va a haber una guerra civil en México?
—¡Yo no! Tú me preguntaste y yo te comenté solo una de las mil teorías con las que tratan de explicar porque el presidente le está entregando todo a los militares, los muelles, las Islas Marías, el aeropuerto, el tren maya, las aduanas…
—Es lo mismo que nos estaba explicando el señor del Uber orita que nos trajo, ¿verdad?
—Sí. El señor ese nos decía que, si se suman los aumentos que le han otorgado este 2022 a la Defensa y la Guardia Nacional, junto con Marina, suman ¡200 mil millones de pesos! No tengo ni la más remota idea de cuántas cosas podría comprar con todo eso.
—¡Yo menos! Pero suena como a todo el dinero del mundo, ¿no?. Pero, bueno, si no fueron los militares, ¿de qué te diste cuenta?
—De algo muy interesante. Ya ves que para entrar, me dejaste primero en una fila, larga, larga, larga sobre la calle y ya que pasamos la reja, nos fueron sentando en unas sillas que tenían acomodadas por bloques, en el patio, con cubierta para taparnos el sol.
—Sí, desde acá afuera se ve. Y te vi, estabas platicando con unas señora y unos señores.
—¡Ah! Pues esas señoras y esos señores no paraban de hablar y hablar y hablar. Y todo comenzó porque una señora le preguntó a otra que si ya le había “caido” el dinero que López Obrador le depositaba. ¡Y se sueltan unos contra otros!
—Pero, ¿qué decían?
—Pues cuando esa señora dijo eso, otra señora le dijo que no era López Obrador el que les depositaba el dinero, sino el gobierno. Y la otra señora, pues que por eso, que López Obrador era el gobierno, y entonces otra señora más les dijo que sí, y que por eso tenían que votar para que López Obrador se reeligiera.
—¿Cómo?
—Pues eso dijo la tercera señora, ¡y ahí fue cuando ardió Toya! Todos los señores se metieron a la conversación,
—Y tú, ¿qué decías?
—Pues nada. Yo calladito. Escuchando todo. Y analizándolo.
—¿Y qué salió de tu análisis?
—Pues que nunca antes habíamos estado tan divididos en el país.
—¡Pues así nos tiene López Obrador! ¡Nos divide entre buenos y malos! Los malos son los que no están con él, y los buenos, pues los que le aplauden haga lo que haga, no importa si es algo bueno o malo.
—¡Ay, hijo! Ya no te deberías de andar juntando con esos de “Teatro & SIDA”, ¡nomás te andan metiendo ideas en la cabezota!
—¡Pues es la verdad, abuelito!
—Pues, hoy me di cuenta de que no es tan real eso que dicen que Lopitoz nos tiene divididos. Lo que yo siento es que nosotros solitos nos dividimos, a partir de lo que él dice. Pero, ¿quién nos manda a hacerle caso en todo? ¿Acaso no tenemos nuestro propio criterio?
—Bueno, eso sí. Pero, a ver, ¿qué más decían los viejitos?
—Pues las señoras decían que ahora que se haga consulta popular para la revocación de mandato, pues que hay que pedir que Lopitoz no se vaya, porque les van a quitar el dinerito que les deposita cada dos meses, ¡y que ya subió!
—¿A cuánto?
—No me acuerdo.
—¿Tú no vas a registrarte para que te den ese apoyo?
—Aún no lo sé. Pero tengo estos dos años para meditarlo. El punto es que los señores juraban que ese apoyo ya lo había puesto Peña Nieto desde 2013 y que ya existía a rango constitucional desde entonces.
—¿Y eso cierto?
—Otro señor lo afirmó y dijo que Peña Nieto lo había puesto a partir de los 65 años, que en cuanto Lopitoz llegó, lo subió a los 68 años, luego se dio cuenta de que la gente se había molestado y entonces lo regresó a los 65, para todo el mundo, pero lo hizo de tal manera que parecía que él lo había inventado, y desde entonces ha estado haciendo caravana con sombrero ajeno, siendo que él sólo lo ajustó.
—Y sobre la votación de que AMLO se quede para que no les quiten ese apoyo, ¿en qué quedaron?
—En nada, porque justo cuando estaban discutiendo eso, nos metieron y nos comenzaron a pedir las hojitas impresas, y a llenarlas con algunos datos que nos dieron ahí, y pues ya luego, nos vacunamos y nos salimos.
—¿Pero que discutían?
—Unos decían que votar a favor de la revocación de mandato, era abrirle la puerta a AMLO para que se reelija, e inicie su dictadura, que total, ya tenía comprados a los militares y no sé que tanto. Otros decían que no.
—¿Y tú…?
—Ay, hijo, qué pregunta tan complicada. ¡Sólo el tiempo lo dirá!
