El pasado 17 de mayo, se conmemoró el día internacional contra la homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia, proclamado así por la Organización de las Naciones Unidas con el objetivo de difundir el respeto a la diversidad y el reconocimiento de los derechos de las personas privilegiando su orientación sexual e identidad de género.
Sin duda, fue un día para reconocer y reflexionar, qué hemos hecho, qué hemos dejado de hacer y qué debemos hacer en favor de aquellas personas que pertenecen a la comunidad LGBTTTIQ+, pero no sólo de ese grupo, sino de cada uno de los que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.
En principio, es necesario propiciar un cambio cultural, de fondo, desde casa, que permita transmitir desde una edad temprana bases educativas incluyentes fundadas en el valor del respeto hacia todas las personas, sin importar, como señalan muchos instrumentos internacionales y la propia Constitución Federal, origen, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil, etcétera.
Además, como autoridades —todas— tenemos una gran oportunidad de cambiar las cosas… una oportunidad que no es optativa, pues se trata de una obligación “al menos” de corte constitucional. Es imperioso ponernos al corriente en materia de derechos humanos con todos los grupos en situación de vulnerabilidad, sobre todo con aquellos a quienes hemos desfavorecido en mayor medida.
Particularmente en materia de derechos político-electorales, que además es necesario recordar, son derechos humanos, se han generado avances importantes en los últimos tiempos. El Instituto Nacional Electoral, así como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se distinguen por ser instituciones que han avanzado y asumido un compromiso real, material y tangible con aquellas personas colocadas en un plano de mayor vulnerabilidad.
Desde luego que, en lo local, el Instituto Electoral del Estado de Querétaro ha trabajado durante los último tres procesos electorales, en generar una posibilidad real de que, en el rubro de los derechos político-electorales, todas las personas tengan las mismas oportunidades. Particularmente se han generado grandes avances focalizados a las mujeres y a las personas que pertenecen a comunidades indígenas, aunque falta por hacer.
En cuanto a los grupos de personas con discapacidad, pertenecientes a comunidades afromexicanas, de la comunidad LGBTTTIQ+, jóvenes, adultas mayores y migrantes, es necesario recordar que en el pasado proceso electoral, dicha autoridad electoral —la cual integro— emitió un acuerdo por el cual se adoptaron acciones encaminadas a hacer efectivos sus derechos político-electorales y en el propio documento se reconoció que, a fin de implementar medidas que permitieran mejorar de manera contundente las condiciones de participación política y representación de estos grupos, así como sus posibilidades de acceder a espacios de poder público, resultaba necesario efectuar estudios cuantitativos y cualitativos de cada uno de estos colectivos presentes en el estado de Querétaro.
Por ello, en este momento, se realizan dichos estudios a partir de un convenio de colaboración firmado con la Universidad Autónoma de Querétaro —que, dicho sea de paso, se ha caracterizado por ser una institución incluyente— y en próximos meses estarán a la vista los resultados, que serán determinantes en las decisiones que adopte el órgano electoral de cara al siguiente proceso electoral.
Mientras tanto, es necesario impulsar ejercicios de visibilización de cada uno de los grupos, como el que tuvo lugar el pasado 17 de mayo, en el Instituto Electoral de la entidad, que fue una llamada de atención para quienes asistimos, pues permitió visibilizar que vamos tarde, que sí es necesario reflexionar sobre los avances, pero urge multiplicar los esfuerzos para la acción en la garantía de derechos de las personas de la comunidad LGBTTTIQ+ y del resto de los mencionados, con la firme convicción de sembrar un antecedente para lograr conciencia social a fin de llegar al objetivo… ¡una verdadera inclusión!
