Autoría de 2:24 pm #Opinión, Víctor Roura - Oficio bonito

Certezas y dubitaciones en la brújula de la cultura obradorista – Víctor Roura (III de V)

En la renovada Feria Internacional del Libro de Monterrey, ocurrida del 8 al 16 de octubre, hubo una intervención, acaso la mesa central de todo el evento (¡durante una conferencia de prensa, que es parte del mismo acto, a esos grados se dimensiona la figura intelectual de la protagonista!), de la escritora Elena Poniatowska donde salió a relucir, aún más, su descontento con la gestión obradorista al lanzar, resguardada —o acompañada— por funcionarios evidentemente opositores de la administración morenista, fuertes y enconadas acusaciones contra las decisiones de la actual administración federal en materia cultural levantando cierta ámpula en el sector al considerar dichas palabras una especie de reclamo al extraviar la novelista sus privilegios económicos, antes solventes de manera permanente: en los sexenios pasados no se había aireado, jamás, tal revuelo o reclamo por la indiferencia, siempre perenne, del funcionariato federal, de ahí mi interés por saber, de viva voz, los padeceres o los cuestionamientos de la clase creadora; pero quizás, dentro de la oscuridad emitida por Elena Poniatowska, haya nebulosos resplandores en aquellas ríspidas declaraciones, envueltas en la clásica aparente ingenuidad poniatowskiana (sobre todo cuando, apenas recientemente, la escritora fue festejada —con lujo de inmensa propaganda masiva oficial— el pasado mayo por su nonagésimo cumpleaños mereciendo espacios por doquier en el sistema radiotelecomunicacional del Estado mexicano). ¿Qué piensan los artistas, qué dicen de esta situación, cuál es su opinión? No de lo afirmado por la escritora sino, aprovechando la coyuntura, de la circunstancia cultural sin ánimo airado, con tiento reflexivo. Hice sólo tres preguntas a casi medio centenar de creadores que, gentilmente, han respondido con el indudable rubro del intelecto propositivo, no enfadado ni ideológico, que entorpece al diálogo abierto. Respeto hondamente el silencio de las y los que se abstuvieron de verter su opinión al respecto.

La situación cultural va por buen camino: Carlos-Blas Galindo Mendoza

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Carlos-Blas Galindo Mendoza, crítico de artes plásticas: Discrepo de la consideración de Poniatowska. Durante el actual gobierno federal se han reincorporado asignaturas artísticas (con énfasis en danza y música) en los planes de educación primaria, lo cual redundará en la muy necesaria formación de públicos. Y con esto se contribuye de manera real y efectiva al desarrollo de la cultura artística en el país.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —Considero errada tal afirmación, pues el Sistema de Apoyos a la Creación y a Proyectos Culturales continúa emitiendo las convocatorias que lanzaba el Fonca e incluso subsiste el Sistema Nacional de Creadores de Arte. Lo que ahora sucede es que las mal llamadas “becas” ya no se utilizan para acallar voces disidentes, como sí ocurrió desde la fundación del Fonca (si bien existieron antecedentes en ese sentido en sexenios priistas).

      —Si la situación cultural va por mal camino, ¿cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —La situación cultural va por buen camino. En el capitalismo, el arte es mercancía, por lo que no es adecuado que existan subsidios extra por parte del sector gubernamental. Empero, propongo una mayor descentralización y retomar el programa nacional de Casas de la Cultura, reiniciar las giras de las compañías nacionales de danza y teatro, así como la de la Orquesta Sinfónica Nacional (también nacional), a la vez que recomenzar la itinerancia de exposiciones de artes plásticas y visuales.

“Propongo una mayor descentralización, retomar el programa nacional de Casas de la Cultura, así como reiniciar las giras de la Orquesta Sinfónica Nacional”

Sólo pecando de extrema ingenuidad tendría caso sugerir un cambio en la política cultural en esta administración: Fernando de Ita

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Fernando de Ita, crítico, impulsor y creador de teatro: Aunque la declaración de Poniatowska fue hecha en un estado y un ambiente de oposición, hay que tomar en cuenta que ella fue uno de los iconos culturales del candidato López Obrador, quien ya como presidente le tuvo varias deferencias verbales y concretas, como ponerla de ejemplo por su obra y su apoyo al movimiento, y tenerla a su lado en momentos simbólicos del inicio de su mandato. Hasta la entrevista de Monterrey la escritora había hecho críticas muy suaves a los bandazos políticos del primer mandatario. A su edad y con su estatus no requiere notoriedad y bien pudo nadar de muertito para no distanciarse del hombre por quien hizo campaña desde hace varios sexenios. Quiero creer que su crítica fue impuesta por la realidad. Es un hecho que el presidente no ha mostrado el menor interés personal por la actividad artística e intelectual. Como documentalista del desarrollo cultural del país de 1970 a la fecha, puedo afirmar que todos los cambios significativos de la cultura oficial se han hecho con la venia del presidente en turno. La fundación del INAH, el INBA, la red de teatro del Seguro Social, la red de Casas de Cultura, los complejos culturales para la educación artística y la difusión de la cultura, los montos presupuestales y el nombramiento de las cabezas del sector llevan la firma presidencial, sin que esto quiera decir que han sido presidentes cultos. Sólo han aprobado las iniciativas que el desarrollo del país ha colocado en la agenda pública. De Lázaro Cárdenas a Peña Nieto, el presidencialismo ha creado un efebo que devino en monstruo por los errores y excesos de ese mismo Poder Ejecutivo. López Obrador no modificó un ápice los problemas de fondo del sector cultural como son la mala burocracia y el sindicalismo charro o militante. Como hizo con la ciencia y la educación, destruyó por decreto lo positivo del sistema y ofreció a cambio un discurso populista que en el campo de la cultura acaso terminó con los cotos de poder de las élites a las que pertenece Poniatowska, pero no encuentro un solo ejemplo del triunfo significativo de la cultura del pueblo.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —Sin duda la autora de una larga lista de novelas y reportajes fue desde su cuna una niña, una joven y una mujer privilegiada. Desde los años cincuenta fue protegida por la llamada mafia del poder, primero como reportera y más tarde como autora, al grado que ha recibido algunos de los premios más importantes del ámbito cultural iberoamericano, destacadamente el Príncipe de Asturias. Sin embargo, su pertenencia a la élite cultural nacional e internacional no impidió que Obrador la recibiera con los brazos abiertos sino todo lo contrario. Precisamente por su efecto mediático fue placeada por el candidato y en los inicios de su mandato todos los medios oficiales, incluyendo La Jornada, la entrevistaron a diestra y siniestra. Ignoro los motivos personales por los que la novelista hizo su dura crítica al programa cultural del presidente, pero estoy de acuerdo con su apreciación porque ya en el poder López Obrador le dio la espalda a la enorme cantidad de creadores artísticos que lo apoyaron fervorosamente al llegar a Palacio Nacional. Esa multitud de cineastas, pintores, escritores, músicos, teatreros, bailarines y demás oficios artísticos, bailaban de contento con el primer discurso del presidente en el Zócalo. Hasta que pasaron a ser parte del neoliberalismo, la corrupción, la mafia cultural y demás adjetivos peyorativos que el tabasqueño englobó en el calificativo de “fifíes”.  Con el reduccionismo ideológico del que hace gala el presidente, todos pasamos a ser clones de Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, cuando el 90 por ciento de la gente dedicada a la función artística vivimos en la precariedad absoluta. Como la autora de La Noche de Tlatelolco tiene resuelto el problema económico, descarto que haya sido la marginación el motivo de su crítica.

      —Si la situación cultural va por mal camino, cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —Si algo aprendimos los ciudadanos en estos cuatro años de gobierno de López Obrador es que sólo sus chicharrones truenan, para decirlo con el coloquialismo al que es afecto el presidente. Si no le importó tirar 100 mil millones de pesos en el aeropuerto de Texcoco para construir el aeropuerto más solitario del mundo, si se encaprichó con la refinaría olmeca y el tren maya a pesar de la opinión de los expertos, ¿qué le va a importar corregir su nula política cultural? La única posibilidad de un cambio de rumbo estuvo al principio del sexenio. Gracias al desinterés personal del presidente en la materia, la Secretaria de Cultura tuvo la oportunidad de ponerse del lado de los gremios artísticos afectados por el populismo del mandatario. Por el contrario, Alejandra Frausto escogió estar al lado del presidente incondicionalmente porque entendió que en este sexenio es la única manera de conservar el puesto, es decir como un mantra: sí, señor presidente, lo que usted diga señor presidente, para servirle, señor presidente. Sólo pecando de extrema ingenuidad tendría caso sugerir un cambio en la política cultural en esta administración, y ya no estoy en edad para hacerme pendejo.

“Con el reduccionismo ideológico del que hace gala el presidente, todos pasamos a ser clones de Héctor Aguilar Camín y Enrique Krauze, cuando el 90 por ciento de la gente dedicada a la función artística vivimos en la precariedad absoluta”

Una forma (utópica) de “enderezar” estos cauces sería apelar a la honestidad de los creadores de cultura: Juan Galván Paulin

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Juan Galván Paulin, poeta: Poniatowska me ha parecido siempre una persona, una escritora y una intelectual poco fiable (condición en la que podemos incluir a muchos otros). Ahora bien, si esta administración “ha abandonado a la cultura en todos sus rasgos”, esto debería llevarnos a una reflexión para entender, por un lado, la dimensión del asistencialismo cultural y artístico de todo Estado en tanto que condiciona ambos quehaceres y, por otra parte, el afán de permanecer cobijados por una tutela paternalista y, las más de las veces, “clientelar” de los afanes de los creadores de cultura y de arte. Una relación así me parece perversa.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —Ni cierta ni errada, fiel a su costumbre, acomodaticia; lo que le ha valido su lugar en la cosmogonía hinduista mexicana como “vaca sagrada”.

      —Si la situación cultural va por mal camino, cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —Los cauces más errados son los señalados en mi primera respuesta; una forma (utópica) de “enderezar” estos cauces sería apelar a la honestidad de los creadores de cultura, a la no dependencia de “apoyos”, incluso a que los “colectivos” dejaran de pensar en el paraíso institucional al que podrán tener acceso tarde o temprano.

“Poniatowska me ha parecido siempre una persona, una escritora y una intelectual poco fiable”

Una cultura viva nunca camina por un cauce errado: Adriana Cortés

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Adriana Cortés, periodista cultural: Pienso que es importante ejercer la libertad de expresión y creo que Elena Poniatowska, como cualquier ciudadana (e, o), así lo hizo.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —Para opinar si es cierta o errada creo que habría primero que definir qué se entiende por el concepto de cultura (¡los especialistas en el tema han llegado a recopilar más de 100 definiciones!). Me parece que es todo un tema que requiere su tiempo debido de investigación para emitir una opinión lo más acertada posible. 

      —Si la situación cultural va por mal camino, cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —La situación cultural en México, pienso, tiene raíces vivas. Se refleja en la riqueza de sus manifestaciones en todos los ámbitos: artísticos, gastronómicos, artesanales, etcétera. Es una cultura viva, en constante movimiento. Desde esta perspectiva, considero que una cultura viva nunca camina por un cauce errado. Ésta y las anteriores son sólo mis opiniones, y, en este sentido, también ejerzo mi libertad de expresión.

“La situación cultural en México, pienso, tiene raíces vivas. Se refleja en la riqueza de sus manifestaciones en todos los ámbitos: artísticos, gastronómicos, artesanales…”

 El diálogo, así sea áspero, es necesario en vez de la cerrazón, de la intolerancia que impera en nuestros días ante quienes expresan opiniones distintas a las emanadas del oficialismo: José Luis Martínez S.

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      José Luis Martínez S., director del suplemento cultural “Laberinto” del diario Milenio: La declaración de Poniatowska se dio en una rueda de prensa. No dijo que el gobierno de López Obrador “no respeta a la cultura” sino que: “No ha hecho nada de lo que esperábamos por la cultura”, que es diferente. Si bien en 2022 el presupuesto del sector cultural se incrementó en 3.6 por ciento, alcanzando una cifra de 15 mil 28 millones de pesos, una parte significativa (3 mil 823 millones de pesos) ha estado destinada al proyecto “Chapultepec, Naturaleza y Cultura”, prioritario para el gobierno federal, lo que se repetirá en 2023 en detrimento de otros programas e instituciones, excepto para el INAH e Imcine que tendrán un incremento importante, lo que no sucederá en otras áreas castigadas en el actual sexenio.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —No estoy de acuerdo en la formulación de la pregunta, sobre todo cuando incorpora una descalificación: “miembro (…) de la férrea mafia intelectual…”, etcétera. Lo importante, para mí, de lo dicho por Poniatowska es el derecho a la crítica. En una época formó parte del grupo liderado por Fernando Benítez, desaparecido hace muchos años, pero en los últimos tiempos muchas de sus amistades están en el actual gobierno: la secretaria de Cultura, el presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, el director del Fondo de Cultura Económica, todos ellos y muchos funcionarios más presentes en Bellas Artes en el homenaje por sus 90 años. ¿Ellos son parte de la nueva mafia cultural de Poniatowska? La crítica es fundamental en el ejercicio intelectual, como lo es en el periodismo.

      —Si la situación cultural va por mal camino, ¿cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —Escuchar: a los funcionarios culturales de todas las instituciones, a los expertos en política cultural, pero sobre todo a los creadores de todo el país, a quienes nada (o muy poco) benefician proyectos faraónicos como el de Chapultepec. Creo que el diálogo, así sea áspero, es necesario en vez de la cerrazón, de la intolerancia que impera en nuestros días ante quienes expresan opiniones distintas a las emanadas del oficialismo.

“Si bien en 2022 el presupuesto del sector cultural se incrementó en 3.6 por ciento, una parte significativa ha estado destinada al proyecto “Chapultepec, Naturaleza y Cultura”

La Secretaría de Cultura da la sensación de que no tiene un plan ni sistema: José David Cano

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      José David Cano, director del portal cultural Salida de Emergencia: Es tan complicado el tema de la cultura en este país que del tronco de una sola respuesta pueden crecer diversas ramas o ramificaciones, algunas de ellas contradictorias o que complican aún más el tema cultural.

      “Primero, hagamos un paréntesis. Cuando voté por Andrés Manuel y su proyecto no lo hice pensando en la cultura sino en la transformación que requería y requiere (aún) el país. Sabía de antemano que a Andrés Manuel no le interesaba la cultura, o, para matizar la frase, sólo lo interesaba cierta cultura o lo que entendía él como cultura. Recordemos: durante su mandato como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal, su actuar había sido (para mí) decepcionante. Cuando en 2001 el poeta Alejandro Aura presentó su renuncia a la Dirección General del hoy desaparecido Instituto de Cultura de la Ciudad de México fue precisamente a causa de la reducción presupuestal, que hizo que de 20 pesos destinados en el 2000, por habitante al año, se pasara para el ejercicio del 2001 a 3 pesos con 77 centavos. En la carta pública que Aura le envió a Andrés Manuel para argumentar su renuncia, le dice: ‘Comentaste que aunque las recaudaciones eran mayores a lo esperado, las prioridades de tu gobierno eran, en ese momento, acciones en el terreno de las obras públicas y de la atención a problemas sociales y que cuando estuvieran cubiertas esas necesidades atenderías los asuntos de cultura que, por supuesto, también son prioritarios, dijiste’. Demasiado actual se oye este párrafo de Alejandro Aura (1944-2008). Y hay otros ejemplos que evidencian el desinterés de Andrés Manuel por la cultura. Pero vamos a dejarlo aquí. Cierro paréntesis.

      “Tomando en cuenta esto, regreso a la pregunta principal: ¿tiene razón Poniatowska? Sí y no. ¿A qué me refiero? A que las acciones de la presente administración en materia cultural son más bien contrastantes. Por un lado, Alejandra Frausto, quien lleva las riendas de la cultura en México, ha cumplido de cierta forma lo que prometió en su momento como futura secretaria de Cultura: cuando anunció las líneas que seguiría puso de manifiesto el enfoque de la política cultural en lo comunitario, la intención de privilegiar la acción desde abajo, el compromiso con la defensa del patrimonio, el apoyo a la educación artística, favorecer a las comunidades indígenas ante el apabullante centralismo en el que estábamos inmersos. Incluso hizo el compromiso de convertir la Residencia Presidencial de Los Pinos en un espacio cultural de gran calado. Bien, regular y mal, todo eso se ha cumplido.

      “Abro otro paréntesis: el propio Andrés Manuel en su mañanera del 18 de junio de 2019 lo dejó dicho, para bien o para mal. Cuando un reportero le preguntó si la cultura y la ciencia se convertirían en temas prioritarios para su gobierno, Andrés Manuel respondió: ‘Todo es relativo, porque habría que definir qué entendemos por cultura, porque si se trata de apoyo a la cultura les podría decir que nunca se había apoyado tanto a la cultura como ahora, en mi concepción de cultura. Porque la cultura es lo que tiene que ver con los pueblos y nunca los pueblos originarios, los integrantes de nuestras culturas habían sido atendidos como ahora’. Como ves, maestro Roura, no hay mucho que agregar ante dicha definición. Cierro paréntesis.

      “Por otro lado, sin embargo, las demás manifestaciones artísticas (y más grave aún: sus hacedores) han pasado a segundo orden o han sido relegadas u olvidadas. Aunque la llamada austeridad republicana ha tratado de verse como una virtud de la actual administración, resulta difícil evaluar (tasar) (determinar) (valorar) qué de la cultura puede ser susceptible de limitarse para entrar en esa austeridad, o bajo qué parámetro se puede medir la cultura para lograr ese objetivo. En ese sentido, no sólo se ha reducido en términos reales el presupuesto para el sector cultural (¡como en todos los sexenios pasados!), también gran parte de éste lo consume un proyecto como el del Bosque de Chapultepec, el cual, para muchos, más que un real proyecto es un capricho de estricto interés personal del presidente de la República. Todo esto, sumado, ha resultado en un verdadero desastre para el sector cultural: pagos y sueldos atrasados a los creadores, instituciones y recintos trabajando con el mínimo de recursos, proyectos culturales detenidos, promotores en paro o casi en la ruina, etcétera. Pero, sobre todo, sigue sin existir una verdadera línea o política cultural completa, integral, que realmente cohesione. Desde mi perspectiva, la Secretaría de Cultura da la sensación de que no tiene un plan ni sistema. Digamos que le falta orden y concierto.

      “Resumo y regreso a la pregunta principal: ¿tiene razón Poniatowska al señalar que el gobierno obradorista no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos? Sí y no. Es decir: ni ha dejado en el desamparo a todos, como lo dijo Elena (‘No ha hecho nada de lo que esperábamos por la cultura. No se ha ocupado de la cultura’), pero también es cierto que ni Andrés Manuel ni su administración cultural han logrado un verdadero cambio, un verdadero apoyo al sector. Se esperaba que el primer gobierno de izquierda en México tuviera una cierta simpatía por los creadores. Pero no. Así que, en todo caso, el gobierno obradorista ha sido previsiblemente decepcionante”.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —De entrada, ha sido muy simpático y gracioso ver a Elena pronunciar dicha opinión al lado de Consuelo Sáizar. No es que desconfíe de doña Elena, o que no crea que pueda pensar por ella misma, pero tengo mis reservas cuando está sentada a un lado de una calderonista de pies a cabeza. En un perfil de 2012, publicado en la revista Gatopardo, la politóloga Denise Dresser describía así a su gran amiga Consuelo: “Tiene el poder que le otorga el presupuesto, el poder de tomar decisiones. Tiene el poder del puesto público y el poder de hablarle o susurrarle al oído al presidente y que la escuche, porque detrás de ella está el peso del gobierno de Felipe Calderón”.

      “Por otro lado, ahora que el grifo del dinero se ha cerrado para ciertos grupos culturales e intelectuales del país, ha sido toda una revelación ver cuántas máscaras han caído; ha sido decepcionante ver a artistas, escritores, pintores y un largo etcétera alzar su voz exigiendo que regrese el flujo de billetes, o ser, ahora sí, verdaderos y férreos críticos del gobierno en turno, esperanzados, supongo, en que vendrán tiempos mejores. En ese sentido, como bien señalas, maestro Roura, Elenita ha sido durante mucho tiempo una beneficiaria de ese dispendio que los gobiernos tenían hacia la mafia intelectual”.

      —Si la situación cultural va por mal camino, cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —A veces da la sensación de que a las instituciones culturales sólo les interesan los artistas cuando son gratis o están muertos. Es una triste realidad. Pues ellas mismas son incitadoras muchas veces de la precariedad, la incertidumbre y el maltrato. Dicho esto, me temo que esta administración cultural pasará a la historia, entre otras cosas, por el famoso chat de WhatsApp (de la Secretaría de Cultura) nombrado “Desactivación Colectivos”, que se filtró y que obligó a Alejandra Frausto, la titular de la dependencia, a dar una conferencia de prensa para ofrecer una disculpa. También pasará a la historia por rentar el Palacio de Bellas Artes a una organización religiosa, cuyo líder, Naasón García, resultó ser un pedófilo. (Por fortuna, ya preso en Estados Unidos).

      “No obstante, y hablando más en serio, el gobierno obradorista no ha hecho del todo mal las cosas, como nos quieren hacer creer los medios corporativos y los opiniólogos. La austeridad, de la que ya he hablado, no ha sido del todo mala. En muchos casos se han eliminado prebendas y/o ayudantes innecesarios. Además, en un país en donde ni la tortilla es subsidiada, no era posible que el gobierno tuviera que subsidiar a cierta élite intelectual. (Mafia cultural, en las acertadas palabras de Luis Guillermo Piazza.) Si bien es debatible la medida, se eliminaron muchos fideicomisos y programas que se usaban de una manera opaca y corrupta.

      “Sólo agregaré, para concluir, que el gobierno federal debe orientar y distribuir mejor el gasto para la Cultura. Y, por supuesto, aumentarlo. Es un hecho que México invierte menos en sus creadores y sus públicos que muchos países latinoamericanos, incluyendo naciones más pobres… En fin, falta mucho camino por corregir y recorrer”.

“Cuando un reportero le preguntó si la cultura y la ciencia se convertirían en temas prioritarios para su gobierno, Andrés Manuel respondió: ‘habría que definir qué entendemos por cultura, porque si se trata de apoyo a la cultura les podría decir que nunca se había apoyado tanto a la cultura como ahora, en mi concepción de cultura. Porque la cultura es lo que tiene que ver con los pueblos y nunca los pueblos originarios habían sido atendidos como ahora’”

Se están saneando las cuentas de las librerías estatales: Iván Farías

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Iván Farías, narrador y ensayista: Están sucediendo demasiadas cosas al mismo tiempo en el mundo como para decir qué o no se está haciendo. Yo veo que hay una inercia en la Secretaría de Cultura, es decir que las convocatorias no han parado, los concursos se siguen convocando y los festivales sucediendo. Pero hay otra cosa: se están saneando las cuentas de las librerías estatales. Vivimos en un ambiente de crisis y me parece sorprendente que no se hayan detenido algunas cosas.

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —No sé si ella sea de una mafia, no me consta, pero sí es una mujer privilegiada y desde ese privilegio ve las cosas.  

      —Si la situación cultural va por mal camino, ¿cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —En el gobierno federal, desde hace ya años, hay una fiscalización sobre en qué se gasta el dinero, pero por ejemplo en los gobiernos estatales no sucede así. Hay primeros festivales que nacen de la ocurrencia y que una vez acabado el periodo se desvanecen. Es en esos lugares donde nadie pone los ojos y se gasta dinero en cosas absurdas, sin que nadie diga nada.

“Se están saneando las cuentas de las librerías estatales. Vivimos en un ambiente de crisis y me parece sorprendente que no se hayan detenido algunas cosas”

Es imprescindible no confundir la cultura con la desmesura practicada por los individuos y sus inabarcables deseos: Arturo Córdova Just

—Independientemente del lugar y circunstancia en que lo dijo (¡rodeada de la esposa del gobernador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, y de Consuelo Sáizar, presidenta panista del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante el calderonismo y actual directora de la Feria del Libro de Monterrey!), Elena Poniatowska declaró que el gobierno obradorista, en pocas palabras, no respeta a la cultura al abandonarla en todos sus rasgos. ¿Opina usted lo mismo, por qué, cuál es el punto nodal de esta fallida, en todo caso, transformación administrativa?

      Arturo Córdova Just, poeta, director académico del Colegio de Escritores de Latinoamérica: La pregunta que le han hecho a Elena Poniatowska, en Monterrey, y desde las esferas de la clase en el poder, está cargada de dolo. La entrañable Elena Poniatowska es una persona mayor, y nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho de aprovecharse de ella para llevar agua a su molino. Hacer eso es una forma abierta de violencia. Es, por decir lo menos, un acto repugnante. 

      —¿Por qué cree cierta o errada esta afirmación de Poniatowska, miembro, como bien se sabe, de la férrea mafia intelectual beneficiada enormemente por los regímenes anteriores?

      —Ningún gobierno en la historia de México ha realizado lo que el actual gobierno realiza por la Cultura. Basta acercarse al programa “Semilleros Creativos”. La cultura no es dar becas. Artistas y escritores necesitan enriquecer su forma de ver y de narrar trabajando en y con comunidades alejadas de las grandes ciudades. Hay que leer en voz alta y escribir en voz alta. Compartir las grandes obras en las comunidades más lejanas. “El conocimiento sólo tiene sentido cuando se comparte”, dice José Antonio Marina. La Cultura, cuando es auténtica, consiste en un acto revolucionario. En lograr que las personas y las comunidades aparezcan. La Cultura se trata de un nosotros lúcido y sincero. El objetivo no es sólo viajar a París, o publicar en una editorial importante. El objetivo de la Cultura es, desde la plenitud y profundidad de las raíces, caminar con la palabra, y así recuperar su significado. Se trata de intensificar y hacer valer la pluralidad, el tejido de relaciones con el que se fecunda el pensamiento complejo.   

      —Si la situación cultural va por mal camino, ¿cuáles son, o serían, los cauces más errados? ¿Qué propondría para enderezar este rumbo?

      —No hay rumbo que enderezar. El propósito es volver a lo primigenio. Como Dante, se escribe caminando. La Cultura se hace en las calles. Lo que importa no es el poeta, sino su poema. Lo esencial no es el compositor, sino su sinfonía. Lo básico es el cuadro, y no su pintor. Lo estratégico es la danza, no el danzante. Es imprescindible no confundir la cultura con la desmesura practicada por los individuos y sus inabarcables deseos. “Los artistas necesitan aprender a caminar certeramente por caminos inciertos, a mantenerse a flote por sus propios medios”: José Antonio Marina. 

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Last modified: 14 noviembre, 2022
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