Autoría de 6:07 pm #Opinión, Josué Méndez Ruiz – Azul casi morado • 2 Comments

La estela de Andrés Manuel – Josué Méndez Ruiz

Empezaré esta réplica a la respuesta que recibí del colega Mario Bravo Soria, por medio del escrito Que cada quien oiga el rugido que sus oídos le permitan escuchar…, con un agradecimiento y una disculpa. Le reconozco las palabras respetuosas y la ausencia de insultos, características que busqué en mi primera réplica a sus opiniones. La disculpa es por decir que se refirió a los manifestantes de la marcha “en pro del INE” como racistas y corruptos; es verdad, no lo hizo.

Así como pido perdón por asumir ideas que no expresaste, tengo el atrevimiento de pedir comprensión, ya que en tu primera columna no hubo contexto ante adjetivos tan fuertes. Por el momento en el que fue publicada, unos días después de la marcha del 13, así como por el tema, una apología a la manifestación convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, es fácil caer en el mismo yerro que yo.

Ahora que leo tu respuesta, no puedo sino coincidir contigo respecto a la gravedad de las manifestaciones de apoyo a la ultraderecha, ocurridas tanto en México como en Brasil, Italia y otros países. Como sugerencia, creo que hubiera aclarado tu punto el dar estos ejemplos. Sin embargo, sobre este aspecto, no coincido en tu descalificación a mi solicitud de “evidencia”; utilicé esa palabra con la intención de señalar la falta de sustento, si tus calificativos hacia los manifestantes del 13 de noviembre se basaran sólo en los dichos de Andrés Manuel: era un reclamo por calidad en la argumentación, no por academicismo.

Pasando a la siguiente parte de tu texto, me comentas que es un atrevimiento mío pensar que el presidente liderará la marcha del 27 de noviembre. Invitas a considerar que quienes asistan pueden hacer suya esta expresión política, a la cual consideras subalterna, plebeya y popular. Tuve la desfachatez de decir que Andrés Manuel será la figura protagónica en un evento que él convocó, desde el estrado de presidente y con la cobertura mediática que eso implica, cuyo espíritu es apoyar un movimiento representado por él, promocionado con carteles con su rostro, sin un discurso expreso de los participantes más allá de su cariño y/o satisfacción con las acciones de un gobierno focalizado en ese hombre. Discúlpame, pero de ese “descaro” no me retracto; y yo no soy quien eclipsa a los luchadores sociales adscritos a Morena para centrar todo en una figura, eso lo hace (y muy bien) el presidente.

Lo que no comprendo es cómo, bajo qué preceptos, con qué indicios, cuáles circunstancias, esa marcha puede sobrepasar la figura de Andrés Manuel. ¿En qué momento un colectivo, grupo u otro actor político ha propuesto un discurso capaz de unir a los marchantes de este 27 en una movilización que no quepa en la figura de López Obrador? ¿Esperas un milagro[1]? Porque para indicar que esta marcha en específico pueda convertirse en una expresión política independiente del carisma del tabasqueño habría que advertir un atisbo de distinción entre la 4T y el presidente (que no se percibe), o tener fe en que nacerá “de pronto” una conciencia política; yo paso de la idea, pues soy un escéptico de la generación espontánea.

Si existiera un discurso claro sobre la ideología de la 4T me parecería ligeramente posible lo que sostienes. Pero el “no robar, no mentir y no traicionar al pueblo” no compone una ideología política, serían principios morales, pero el tema está en cómo llegar a la nación no corrupta y que responda a los grupos vulnerables que el actual presidente prometió. Sin un plan no existe proyecto más allá de quien lo encarna y, a cuatro años de esta administración, Andrés Manuel nos sigue teniendo con la duda de qué paso continúa después de llegar a la silla presidencial, ¿cuánto falta para acabar con la corrupción? ¿70 años?

Creo en el poder de las bases sociales, mas no veo que este se fortalezca a partir del gobierno morenista, el cual sigue pactando con cacicazgos y cerrando espacios a grupos subalternos, incluyendo a las colectivas feministas que mencionaste, Mario.

“Me parece urgente que la ciudadanía simpatizante de la denominada Cuarta Transformación retome un papel mucho más protagónico y activo, no sólo en redes sociales sino en las calles y en la discusión pública ante los embates de varios grupos de poder”. Coincido con la mayor parte de esta idea: nunca habrá justicia sin que las bases sociales sean partícipes activas de una política dirigida al bien común; no comulgo con que tengan que ser los ‘simpatizantes de la denominada Cuarta Transformación’, porque aun entre ellos hay gente clasista y abusiva, así como entre quienes no tienen ‘simpatía’ por la ‘denominada Cuarta Transformación’ existen personas con deseos de justicia, dispuestas a dejar atrás privilegios propios por un camino menos jodido que el de la actual estructura socioeconómica.

Así como te malinterpreté Mario, también lo hiciste tú conmigo. Yo no dije que Morena y López Obrador no tuvieran cabida en la izquierda, pero delimité hasta dónde. Son agentes políticos asimilados a la izquierda partidista institucional, por cierto, una que nunca motivará a las bases sociales a encarar a todos sus opresores, pues hace alianzas con la burguesía, que constituye una parte importante de ellos.

Respecto al “racismo teórico, académico y epistemológico” que percibes en mi uso de la palabra “masas”, me sorprende. Al final de tu texto mencionas a un autor que la emplea comúnmente, y que supongo que no consideras un “intelectual racista”: Enrique Dussel. Empleé el término para referir a mucha gente, de diversas ideologías y circunstancias sociales, cuando hablaba de la figura de líder carismático en abstracto (no la usé para bautizar a los seguidores de Andrés Manuel). Yo mismo me considero parte de la masa en muchos momentos (en el transporte público, como parte de la fuerza laboral del país, etc., etc., etc.), por lo que no, no utilizo el término para situarme sobre los demás, y me parece triste la manera tan facilona con que pretendes decirme racista. Tan facilona como si yo te acusara de “derechoso” por asumir que tu análisis no está tan lleno de ideología como el mío.

Para acabar con este ejercicio: no tengo un manual de cómo hacer el cambio social, ni creo que se pueda escribir uno, tampoco soy “puro”; soy persona, defectuoso y problemático. Aun así, sé que un partido político institucional centrado en un líder incuestionable, que no promueve la politización de la gente más allá de exigir su apoyo y darles encuestas para llenar cuando él lo decida, está lejos de hacer un cambio, y muy cerca de convertirse en otra anquilosada figura del statu quo. La estela de Andrés Manuel no invita a “hacer política de manera comunitaria, local o vecinal”, sino a creer en “alguien”que marque el rumbo según una homologación imposible que se representa divinamente en su –y sólo su– cabeza: el pueblo. Roar.


[1]Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino, según la RAE.
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Last modified: 16 mayo, 2023
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