Autoría de 4:37 pm #Opinión, Rehilete – Valeria Guerrero Ángeles • 2 Comments

¿De qué va la cosa pública? – Valeria Guerrero

Quiero comenzar estas líneas con una breve declaración de principios de qué pretendo por acá y por eso comencé esta primera colaboración con el título ¿De qué va la cosa pública?, pues para algunas personas, la cosa pública se reduce al ejercicio del quehacer público-gubernamental, sin embargo, resulta algo mucho más complejo y extenso que sólo las tareas de las y los servidores públicos.

Quiero hacer de este espacio una pequeña contribución a la construcción de comunidad, a la practica del civismo y la reflexión, que las palabras encuentren su cauce para platicar de todo aquello que nos lleve al bienestar común.

Y es que, si retomamos la etimología de la cosa pública, encontramos sus orígenes en la antigua Roma, cuyo vocablo república proviene del latín, de la palabra res, que significa “cosa”, y publica, que tiene el mismo sentido de la palabra “pública” en español. Por tanto, república significa “cosa pública” lo que atañe al interés común, a los asuntos de todos en la comunidad política. Desde entonces además de cientos de años, la dinámica social y política ha cambiado drásticamente en la época moderna, no obstante, la búsqueda de hacer de la cosa pública una dinámica viva y justa en la sociedad persiste.

Un acto obligado para hacer comunidad es privilegiar lo colectivo sobre lo individual, lo complejo es cómo a través de personas tan diversas se logran priorizar estos objetivos comunes. Sería imposible e impensable sobrevivir sin la vida en grupo, ya que nos brinda protección, resiliencia, compañía y, lo más importante, nos da sentido de pertenencia; es cuando todo toma sentido al asumirnos como personas con derechos y obligaciones para poder convivir entre sí.

Con este propósito común, la práctica del civismo toma un protagonismo fundamental, y no me refiero en sólo rendir honores a nuestros símbolos patrios o ejercer nuestros derechos político-electorales, sino consiste en promover y practicar las pautas mínimas para vivir en una sociedad civilizada. Si, mínimas, son aquellas que como individuos podemos y debemos hacernos cargo, por ejemplo, el actuar con cortesía con las personas y seres con los que convivimos, también el cuidar los entornos físicos y naturales, tales como parques, jardines, calles, escuelas, etc., siempre a través de la tolerancia y respeto logrando la correcta relación entre las personas con su localidad y el estado.

Por ello, es que las letras representan para su servidora no sólo el retornar a la vida pública de una forma más activa y personal sino también en una herramienta económica, divertida y gratificante para el análisis, la autocrítica y la reflexión de todas las formas de participación que podemos tener al alcance en esta sociedad, por eso decidí nombrar esta columna “el rehilete” porque en el movimiento podemos encontrar las hebras para hilar posibles soluciones y nuevas formas de convivencia, de pensamiento y de disfrutar la vida.

En este orden de ideas, la cosa pública pues, es de y para todas y todos, sin embargo, muchas veces no lo sentimos así, por percibirnos lejos de la incidencia pública. Es así, que resulta necesario colocarnos los lentes de otras personas en circunstancias diferentes a las nuestras para entender su manera de ver y entender el mundo, para ampliar o reconfigurar los acuerdos civilizatorios.

La reconfiguración de lo público exige el involucramiento de mujeres y hombres asumiéndose y desarrollándose como iguales, para quienes me conocen saben que creo firmemente que las democracias en las formas de gobierno, en las familias y en los espacios públicos deben ser necesariamente igualitarias y paritarias sino los son, no son verdaderamente democracias y jamás logramos un acuerdo civilizatorio en consonancia a los retos y necesidades que demandan nuestra sociedad hoy en día.

Así que amable lector, le hago una propuesta…

Hagamos de este espacio, también un pedacito suyo para reflexionar y así enriquecer estas líneas con sus ideas y las propias. Y así como un rehilete, hallemos en el viento la armonía para mover en este caso espero, curiosidad y porque no, también mover conciencias.

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Last modified: 28 julio, 2023
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