Autoría de 11:54 pm #Opinión, Luis Tamayo Pérez - Ecosofía • 2 Comments

Un giro sorprendente en la Cumbre de Dubai (COP 28) – Luis Tamayo Pérez

Después de un inicio cuestionable, numerosas mesas de trabajo y muchas manifestaciones de innumerables delegaciones de ambientalistas de toda la tierra, en la última ronda de negociaciones de casi 200 naciones, el miércoles 13 de diciembre la Cumbre de las partes (COP 28) realizada en Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, terminó con un muy agradable y significativo avance.

Como antes indiqué, la COP inició de manera cuestionable —pues se realizó bajo la presidencia del Sultán Al Jaber, el ministro de Industria y Tecnología de los Emiratos Árabes Unidos y director de la Compañía Petrolera de Abu Dabi, el cual era cuestionado por tener “conflicto de intereses”—, la COP de Dubai logró establecer, por primera vez en la historia un avance realmente significativo: el acuerdo de eliminación progresiva de los combustibles fósiles. De esta manera deja de ser un sueño poder alcanzar, en el 2050, la completa descarbonización de la industria mundial. Este logro fue muy importante porque se opuso —y derrotó— a la estrategia del secretario general de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitlam Al Ghais— el cual instó a los miembros de su organización a rechazar cualquier acuerdo de eliminación gradual de los combustibles fósiles. La OPEP pretendía que el punto de acuerdo fuese retirado “por irresponsable” y “por poner en riesgo la prosperidad y futuro de nuestro pueblo” (el de los países de la OPEP, se entiende). En esta ocasión, y por primera vez en la historia, no se impuso la voluntad del poderoso cartel petrolero y los delegados de la COP lograron el punto de acuerdo de eliminación gradual de los combustibles fósiles. En la cumbre de Dubai se logró detener a las casi omnipotentes y negacionistas corporaciones petroleras y sus gobiernos títeres.

Recordemos que la cumbre tenía como encargo dos tareas cruciales derivadas del Acuerdo de Paris (2015): el ya mencionado establecimiento de los mecanismos para el abandono progresivo de los combustibles fósiles —y así garantizar que la temperatura promedio de la tierra no rebase los 1.5 grados centígrados respecto a épocas preindustriales—, así como establecer los mecanismos para la transferencia de tecnología y capital desde las naciones desarrolladas a las naciones pobres para que éstas últimas puedan realizar su transformación energética a las energías renovables. Este último punto de acuerdo no logró ser establecido y, desgraciadamente, quedó pendiente.

Otro punto de acuerdo que fue muy cuestionado fue el de que el gas quedó considerado como un “combustible de transición” y, en consecuencia, muchas naciones lo seguirán empleando. Es cierto que, correctamente consumido, sus emisiones son mucho menores que el carbón y el petróleo, pero nunca debemos olvidar que está compuesto de metano, el cual, al quemarse se convierte en CO2. Sabemos también que el metano es un gas que se escapa con gran facilidad, incrementando de manera sustantiva el problema pues es casi 30 veces más sobre calentador que el bióxido de carbono (CO2).

Otro punto cuestionado fue que entre las medidas de reducción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) acordadas se aceptó también a la muy riesgosa energía nuclear. Ello permitirá a China, los EEUU, Rusia, Francia y Japón ampliar sin cuestionamientos su producción de energía nuclear, a pesar de las catástrofes de Chernobyl y Fukushima (por sólo mencionar las más graves).

Tampoco se avanzó gran cosa respecto al segundo mayor contaminante de toda la tierra: la industria ganadera. Al respecto recordemos que el cada vez más extendido consumo de carne de ganado vacuno emite cantidades de Gases de Efecto Invernadero comparables a las de toda la industria petrolera y automotriz. Es absolutamente urgente modificar nuestros hábitos alimenticios y reducir significativamente la cantidad de vacas de la tierra, pues además de sufrir un maltrato inhumano, las vacas emiten cantidades ingentes de metano. La tierra ya tiene suficiente con la creciente cantodad de emisiones de metano derivada del derretimiento del pergelisol (permafrost) de las zonas más septentrionales (en Canadá, Alaska y Siberia) para que, además, le sumemos el que emiten nuestras vacas. Sustituir la carne de vaca por fuentes de proteínas alternas no sólo es posible sino, además, muy sano.

Otro acuerdo muy importante de la COP de Dubai fue el de triplicar la instalación de sistemas de energía renovable, en consecuencia, en las naciones más desarrolladas de la tierra veremos aparecer muchas más instalaciones fotovoltaicas, eólicas, maremotrices y demás, lo cual hará descender el ya bajo costo de los equipos y, de replicarse en las demás naciones ayudará a que se convierta en realidad la limitación de la desestabilización del clima de la tierra.[1]

Sinceramente espero que los acuerdos de la COP, también signados por nuestro país, se aplique pronto en México pues en la actual administración reinan las corporaciones y el negacionismo. En el México actual las mayorías viven como si no existiese el Calentamiento Global Antropogénico. Es por ello que el gobierno decidió establecer al petróleo y el gas como base de su desarrollo, una jugada que ha rendido frutos en el corto plazo (el “super peso”) pero que es mortal en el largo plazo. En consecuencia, la administración actual del país financia la exploración y explotación petrolera y compra y construye refinerías de petróleo. Asimismo, y por sólo poner un ejemplo, cuando era secretaria de economía (el 20 de octubre del 2021), Tatiana Clouthier se quejó con el gobierno de los EEUU por pretender incentivar la transformación de su planta vehicular hacia los eléctricos pues ello ¡“se opone a lo acordado en el T-MEC”! Es vergonzosa la ceguera de Clouthier, así como la de los otros grandes negacionistas de la actual administración: Rocío Nahle y Manuel Bartlett… Sin olvidar, por supuesto, también a su jefe, el cual, a pesar de contemplar la inundación de su tierra en 2019 y 2020, así como la catástrofe en Acapulco recientemente ocurrida, es incapaz de atar cabos y darse cuenta de que esos fenómenos no son naturales, sino que derivan de una terrible creación humana: el Calentamiento global.

Implementar el acuerdo de reducción progresiva de los combustibles fósiles implica muchos cambios concretos: reducir la planta vehicular de motores de combustión interna e intercambiarla, sea por vehículos eléctricos (los que puedan adquirirlos), o por bicicletas y biohíbridos, los cuales deberán, de preferencia, circular por vías exclusivas, lo cual modificará la estructura de nuestras ciudades. Deberemos, también, de dejar de quemar carbón, petróleo o gas en casas y negocios, es decir, cambiar nuestras estufas de combustibles fósiles por solares o electricas (como las modernas —y más baratas y confiables— estufas de inducción magnética). La gran industria deberá ser también descarbonizada, en consecuencia, la industria del acero y el cemento —por mencionar sólo a dos de las más contaminantes— deberán cambiar sus procesos hacia el hidrógeno verde, como ya se está haciendo incluso en Chile. Tan importantes modificaciones no serán sencillas ni baratas y todos los gobernantes del país deben tener claro el hecho de que nuestra nación firmó lo acordado en Dubai y, por tratarse de un acuerdo internacional, es tan vinculante como la constitución misma.

Es realmente muy importante que los acuerdos de Dubai se implementen rápidamente en toda la tierra pues el futuro de nuestra casa se torna cada vez más sombrío: todo parece indicar que el 2023 será el año más caluroso de los últimos 100,000 años, innumerables especies y ecosistemas ya están condenados a la extinción, los polos y glaciares no dejan de reducirse y los fenómenos hidrometeorológicos (huracanes, sequías, ondas gélidas, ondas de calor, inundaciones e incendios forestales) se incrementarán, en el 2024 y como consecuencia del fenómeno de la corriente oceánica de “El niño”, de manera exacerbada. La consecuencia evidente es clara: se desplomará la producción agrícola a cielo abierto, así como la cantidad de los refugiados ambientales.

Nos dan un respiro los acuerdos de Dubai pues contribuyen a lograr que el clima inestable del futuro, así como las “catástrofes naturales” dejen de ser un destino inevitable. Quedamos a la espera de la financiación de los proyectos ambientales y la transferencia de tecnología hacia las naciones pobres. En Dubai se dio un paso muy importante, pero los otros acuerdos no sólo son necesarios, son también imprescindibles.

Cuernavaca, Morelos, diciembre de 2023.


[1] https://www.france24.com/es/medio-ambiente/20231208-nuevo-borrador-de-la-cop28-el-fin-del-uso-de-los-combustibles-fósiles-sobre-la-mesa

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Last modified: 18 diciembre, 2023
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