Ayer, el presidente de Estados Unidos de América (EUA), Joe Biden, emitió un discurso dirigido al Congreso estadounidense. Si bien el mensaje fue dirigido a ambos partidos, la intención del mandatario fue hacer hincapié hacia los republicanos, para hacer equipo con los demócratas en favor de la seguridad transfronteriza con México. ¿Qué impactos tiene esto para la política de nuestro vecino del norte?
El país de las barras y las estrellas está pasando un momento clave para su política en seguridad doméstica. Por muchísimos años, un tema que se ha politizado en la sociedad y en los espacios gubernamentales estadounidenses ha sido la migración. Muchos presidentes han intentado detener, sin éxito, los flujos migratorios hacia EUA, particularmente los provenientes de Latinoamérica.
La gran cantidad de migrantes en nuestro vecino del norte ha sido motivo de regocijo para muchos, quienes se congratulan del ánimo multicultural estadounidense. Pero, por otra parte, también la situación ha sido objeto de críticas y rechazo por parte de muchos individuos, incluyendo políticos, sobre todo republicanos. Son estos, de manera particular, quienes han hecho de la situación la base de su narrativa electoral para obtener más votos y así mantener su posición en las instituciones del Estado.
Un caso evidente de esta estrategia es Donald Trump, quien llegó a ser presidente del país gracias, en gran medida, a su narrativa anti-inmigratoria. Durante toda su presidencia siguió fomentando los discursos divisorios entre estadounidenses y migrantes, obteniendo grandes utilidades electorales de ello. En este sentido, es una de las figuras vigentes en la política de EUA a quien la gente prestará atención sin lugar a duda por el tema que se aborda.
Así, por un lado, la propuesta de Biden en torno a cambiar las condiciones de atención a la frontera sur podrá ser aplaudida, pero también tendría como respuesta un rechazo del ala dura republicana, incluido ahí Trump. Es por ello que el actual mandatario ha buscado el apoyo de los “amigos republicanos”, para que validen su propuesta y con ello la legitimen, dejando menos oportunidad para que el expresidente pueda usufructuar electoralmente al criticarla.
Si bien sabemos lo que puede ganar Biden con la ayuda del apoyo de los “amigos republicanos”, la pregunta es: ¿qué ganan los mismos republicanos de respaldar la propuesta del actual mandatario? Por un lado, la ganancia está en que se genera una colaboración con el gobierno en turno, lo cual puede dar una buena impresión del Partido Republicano hacia el electorado que se encuentra todavía indeciso en su voto de noviembre.
Por otro lado, es bien sabido que no todos en el Partido Republicano están conformes con la posibilidad de que la candidatura presidencial la obtenga Trump, sobre todo por su errática presidencia, sus discursos divisorios, sus intentos por obstaculizar los procesos legales y democráticos, y porque internamente aplastó precandidaturas de forma agresiva, algo que recuerdan bien muchos políticos de peso en el partido.
De esta manera, apoyando la propuesta de Biden, algunos de los republicanos estarían también favoreciéndose al restar material y oportunidades a Trump de avanzar en sus varias narrativas de anti-inmigración, xenófobas y violentas. Sería un ganar-ganar en ese sentido. Si logran unirse algunos republicanos inconformes con el actual presidente, podría significar otro avance para reducir las posibilidades de que el exmandatario aparezca, de nueva cuenta, en la boleta presidencial de noviembre de este año.
