Autoría de 5:41 pm Enrique Calderón - Vidas deportivas • 3 Comments

Marco Ramos Maza: hecho en CU

ENTREVISTA: ENRIQUE CALDERÓN/LALUPA.MX

Originario de la Ciudad de México e hijo del doctor Julio Ramos Ortega —el famoso “Procoro” Ramos, quien anotara el primer touchdown en Ciudad Universitaria—, Marco Ramos Maza, una de las figuras más importantes del futbol americano de México en los años 80, vivió y creció en la colonia Cuauhtémoc —justo en la calle de Río Po 13— junto con sus nueve hermanos.

“No sé cómo le hizo mi padre para mantenernos a todos”, comenta Marco en entrevista exclusiva para lalupa.mx. Ramos Maza estudió en el Colegio Franco Inglés,  en donde practicó muchos deportes: futbol, volibol, gimnasia, basquetbol. Sus hermanas Paulina, Fernanda, Carmen, Renata, Tatiana y Annaí, así como sus hermanos Julio, Bruno y Edgardo, junto con su padre y su madre, conformaron la familia Ramos Maza, una familia muy peculiar, pues su mamá Yolanda Maza Padilla también jugó futbol americano femenil, luego de formar, junto con las mamás de los niños, dos equipos: el azul y el oro para jugar entre ellas.

Sus tres hermanos varones también destacaron en el futbol americano en México. Sin embargo, la calidad de Marco como quarterback o mariscal de campo con sus tres campeonatos de liga mayor de la Organización Nacional Estudiantil de Futbol Americano (ONEFA) en Cóndores, su destacado papel como seleccionado nacional y sus memorables victorias en los clásicos ante las Águilas Blancas, su acérrimo rival, y ante los Burros del IPN lo convirtieron en la máxima figura de la familia Ramos Maza en el deporte de las tacleadas.

De “bombero” a campeón

Pumitas AC fue parte fundamental en su carrera. Se trata de un club fundado por exjugadores de la UNAM a fines de los años 60, entre ellos Fernando Carpinteyro, su padre Julio Ramos, el “Chivo” Córdoba y Omar Cardona. Ahí, como jugador, Marco Ramos participó desde sus inicios a la edad de 8 años (1969) en la categoría “Bomberitos”, para después continuar en las categorías Pewee, Midget y Bantam, juvenil, e intermedia durante casi 10 años jugando como corredor, linebaker, safety medio y como quarterback hasta 1980 en donde obtuvo media docena de campeonatos. ”Pumitas fue un equipo que quise mucho, en el que me formé y aprendí las bases del futbol americano, fuimos y somos una gran familia” afirma Marco.

Ídolo de Cóndores

De 1981 a 1985 Marco Ramos Maza jugó en Liga Mayor Cóndores de la UNAM y fue campeón en tres ocasiones: 1983, 1984 y 1985. En ese periodo tuvo como compañeros a grandes jugadores como Javier Gonzáles Toussaint, Jesús Romero “Chuy”, Fernando Ramírez, Juan Carlos Flores, Ernesto Partida, Ramiro Sobrino, Alejandro Romero, Carlos Horta, José Ángel Barragán, Guillermo Orellana, Mario Rudy, Ángel Rosales, Gustavo Mondragón, Javier Alcántara, quienes le dieron brillo y lustre a los colores negro y oro de los Cóndores. Todos ellos dirigidos atinadamente por el coach en jefe Diego García Miravete. En ese contexto, hay que destacar la gran amistad que hizo con el famoso coach Waldi.

Fue justo en ese periodo cuando Marco y los Cóndores vencieron al equipo de Tarleton State University de los Estados Unidos, club que al ver las cualidades de Ramos lo invitaron a jugar en su equipo, pero Marco, por motivos escolares, decidió no aceptar la invitación.

El mejor equipo de los 80

“Jugar en Cóndores fue una maravillosa experiencia, comenta Marco. Llegué a un club plagado de estrellas y en donde me gané la titularidad después de dos años. Éramos cuatro quarterbacks, al principio fue muy duro, como novatos nadie te saludaba, nadie te apoyaba, nadie te aconsejaba, pero poco a poco fuimos cambiando la mentalidad y comenzamos a tener más unión y logramos una gran mística y armonía, llegó el momento en que no había envidias y hasta salíamos a divertirnos con nuestras novias y amigas. Incluso hoy seguimos conservando esa gran amistad que fue clave para que el equipo fuera considerado el mejor de la década de los 80 y lograr tres títulos de los diez que ganó Cóndores en toda su historia.

El coach Miravete y el cambio de jugadas

El legendario coach Diego García Miravete fue su entrenador, un tipo serio y estudioso del futbol americano. Sin embargo, no todo fue miel en hojuelas con Marco Ramos: “Yo tenía la virtud de saber leer la defensiva rival, y cuando Miravete me daba una lista de las jugadas que no debía hacer, y de las que sí tenía que hacer, muchas veces llegué a desobedecerlo y cambiaba la jugada en el último momento, pero afortunadamente casi siempre me daba resultado y ganábamos los partidos” . Yo mandaba y ordenaba las jugadas asevera Marco, pues los equipos rivales ya nos tenían muy estudiados. Diego detenía mi ritmo cuando ya teníamos cansado al rival y aunque a veces se molestaba conmigo para mí fue un buen coach, lo estimo y le tengo aprecio.

La rivalidad con las Águilas Blancas y las Águilas Reales

En la década de los 80, además de Cóndores, existían equipos de mucha calidad como los Pieles Rojas de Manuel Rodero, las Águilas Reales de los hermanos Hernández Verduzco, los Guerreros Aztecas de Antonio Paz. pero sin lugar a dudas el rival a vencer cada año eran las Águilas Blancas del Politécnico con el legendario entrenador que aún vive y tiene más de cien años: el doctor Jacinto Licea.

“Era una rivalidad deportiva, comenta Marco Ramos. En las gradas del estadio las porras se daban con todo, en el campo también,  pero al final nos dábamos la mano y hasta hicimos amistad cuando jugábamos contra equipos extranjeros con la selección nacional de México integrada tanto por jugadores de clubes de la UNAM como del Politécnico.

“En ese entonces el IPN tenía grandes estrellas como Carlos Cupido extraordinario quarterback, Simón Arredondo un poderoso liniero, Javier Cruz ala cerrada, y los hermanos Estrevel; sin embargo derrotar a las Águilas Blancas era como comerse la cereza del pastel, desde la juvenil e intermedia con Pumitas AC”.

Ramos destaca que hubo rivalidad con los equipos del Poli, con las vocacionales y con clubes particulares como el CUM, Bucaneros, Cherokees, Raiders, Destroyers y los aguerridos Lobos del Aztlán, uno de los clubes que estaban dirigidos, paradójicamente, por Roberto Brambila, gran jugador de Cóndores y Pumas de la Universidad.

 Sencillez y humildad

”De algo que me arrepiento y pido disculpas a mis compañeros”, comenta Marco demostrando su sencillez e humildad, “es no haberles dado más pases a mis receptores en Cóndores, y me duele mucho, siempre me cuidaba de que no me taclearan por atrás. Es más me arrepiento de no mandarle más pases a mi hermano Edgardo, que era un gran receptor porque pensaba que la gente iba a decir que le enviaba más pases a él porque era mi hermano. Creo que en realidad  no tuvimos un buen coach de quarterbacks que nos diera consejos e indicaciones para el mejor funcionamiento del equipo ofensivo”.

Siempre triunfador

Como quarterback en liga mayor, Marco Ramos Maza fue nominado seleccionado Puma, campeón de liga en la ONEFA en tres ocasiones (83, 84, 85), nominado el jugador más valioso en esos tres años, seleccionado nacional de México y además tuvo el honor de ser capitán.

Luego del término de su elegibilidad como jugador estudiantil universitario, el extraordinario mariscal de campo fue invitado —a pesar de tener severas lesiones en ambas rodillas y la nariz rota—, a participar en la recién creada liga de master semiprofesional con el equipo de los Patriotas y logró el campeonato en 1991 y 1992, donde tuvo de compañero, entre otros, a José Luis Palomino, un duro linebacker de Pieles Rojas y Aztlán, para dar por concluida una de las más exitosas carreras de un jugador en el futbol americano de México.

Como entrenador fue head coach de Pumitas AC y los llevó al campeonato en 1991. Así mismo fue entrenador del equipo femenil de Pumitas y coordinador de mariscales de campo de los Coyotes de la Prepa 6 también llevándolos al campeonato en 1992. Diseñador Industrial de profesión, egresado de la UNAM, ahora Marco es un exitoso empresario, quien sigue haciendo bicicleta en carretera, jugando tochito con los ex jugadores de Cóndores, y, sobre todo, agradecido con la vida, con la oportunidad de jugar futbol americano y siempre con el apoyo de sus padres, hermanos, de su esposa Mónica Mejía Prieto, sus hijos Regina, Marco, Emilio, y su nieta Ana Regina Ramos Mejía.

AQUÍ PUEDES LEER MÁS “VIDAS DEPORTIVAS”, LA SECCIÓN DE ENRIQUE CALDERÓN PARA LALUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/enrique-calderon-vidas-deportivas/

(Visited 525 times, 1 visits today)
Last modified: 6 marzo, 2024
Cerrar