Autoría de 11:39 pm #Destacada, Historias de la Metrópoli • 2 Comments

Por medio del futbol, Gallos Smiling integra a las personas con Síndrome de Down

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX

La mañana es fría y poco importa a los jugadores que se reúnen en el deportivo Maxei para entrenar. Son los integrantes del equipo Gallos Smiling, conformado por jugadores con Síndrome de Down y discapacidad intelectual, que viven al máximo su pasión por el futbol soccer, ante una grada llena de familias que no dejan de aplaudir.

Mariano López Medina, entrenador del equipo arropado por los Gallos Blancos, sueña con tener una liga de inclusión en México, como ya existe en otros países. Mientras lo consiguen, cada historia de los jugadores y sus familias se convierte en un orgullo personal y una inspiración para muchos otros, que ven en su disciplina, un ejemplo de la pasión que deberían tener todos los deportistas.

Los goleadores

Mi sueño siempre fue ser futbolista y lo estoy cumpliendo, soy famoso y somos un equipo, dice Carlos Alejandro Espejel Sosa, el goleador con Síndrome de Down que se emociona cuando la gente le aplaude desde afuera de la cancha.

Le dicen Zorro y juega con el número 2, ve a su equipo como su familia. Aprovecha para reconocer a Ángel Isaac, el número 8, el capitán, quien le da más pases para meter goles y la experiencia les dejó claro la importancia de trabajar en equipo.

“Quisiera que todos los niños jueguen futbol, que practiquen, así como nosotros, todos los que están en la calle que vengan. Aquí estoy feliz, por eso vivo en Querétaro aunque soy del Estado de México. Mi sueño siempre fue ser futbolista y lo estoy cumpliendo, soy famoso”, dice Carlos.

El otro goleador de Gallos Smiling es Jonathan Emmanuel Hernández Mandujano. Tiene 22 años y vive con discapacidad intelectual. “No se me ve físicamente como a Zorro o a los demás y tengo poquito aquí, desde hace como dos años, cuando me invitaron porque me gusta mucho el futbol”.

A Jonathan lo emocionan los encuentros en otros estados y le gusta cooperar para que otros metan goles, porque “es una experiencia muy bonita, no la puedo explicar, pero se siente muy bonito cuando vas a jugar y te ven y te echan porras, aquí vienen las familias y da alegría que te griten porque se emocionan, yo quisiera que todos vinieran aquí, es una gran oportunidad”.

Por una liga de inclusión MX

La historia de Gallos Smiling inició hace cuatro años, cuando el entrenador Mariano López Medina tenía la intención de iniciar unas escuelas de fútbol en Querétaro y conoció la cafetería incluyente “Manos Cafeteras”, donde trabajan personas con Síndrome de Down y con discapacidad intelectual.

Ahí conoció a Guillermo, uno de los trabajadores, que le comentó que antes jugaba futbol, que a él y a sus compañeros les gustaba mucho, pero no había quién los entrenara.

“Al día siguiente compré un balón, se los di y les dije: ya tienen entrenador. Antes de la pandemia éramos 17, en la pandemia los entrené por Zoom para no perder el ritmo. Luego murió la mamá de mis hijos, ella me había animado a entrenarlos, estuve a punto de abortar el proyecto, pero me pidieron seguirle. Se acercaron dos personas más, Samuel y Alex Sponda, que hicieron contacto con Gallos Blancos, se interesaron en el proyecto y formamos la alianza Gallos Smiling”.

Hoy tienen 180 participantes en diferentes municipios, como Ezequiel Montes, Tequisquiapan, San Juan del Río, Corregidora y Querétaro, donde hay más jugadores. En todos los casos, dice Mariano, el deporte cambia para bien las condiciones a las personas con discapacidad intelectual o con síndrome de Down.

“Tengo niños autistas que no se dejaban tocar para un abrazo, hoy meten gol y piden que los abracen, gente con Síndrome de Down que corrían muy lento y hoy ya corren. No es terapéutico, pero ha ayudado mucho en cambios emocionales y los males disminuyen, aunque no desaparecen. Aquí solamente hay entrenamientos de futbol profesional, de coordinación, cognitivos, de contacto y eso mejora la actividad y la movilidad de todos, incluso cómo se hablan y cómo se relacionan”.

Mariano también gana en lo personal. El equipo lo sacó de la tristeza por el fallecimiento de su esposa, “me ayudaron muchísimo en el aspecto emocional, puedo tener días pesados, semanas pesadas, pero en fin de semana cuando entreno con ellos cambia toda la energía, es una gran familia lo que tenemos y la energía que se siente es espectacular, hay mucha satisfacción a nivel personal”.

En Gallos Smiling ni los jugadores ni sus familias conocen los límites. Ahora el reto para todos ellos es conformar la liga de inclusión MX y una liga local que permita los juegos entre todos los municipios.

Para lograrlo, hay que pasar por diferentes pasos y el primero es incluir a todas las personas con discapacidad intelectual, sobre todo porque Gallos Smiling no pide cuotas mensuales y es totalmente gratuito.

“Cada jugador nos sale en mil 500 pesos pagando cancha y todo eso, así que la gente puede donar material o becando a un jugador, o bien, acercando eventos para que más gente lo conozca porque Gallos Smiling es de Querétaro. Los entrenamientos son entrada libre porque se trata de que la gente conozca lo que hacen estos chicos y los impulsen”.

Manos cafeteras fue el semillero

Susy Martínez y Guillermo Rojas son fieles jugadores del equipo. Los dos trabajan en “Manos Cafeteras”, una cafetería incluyente que se encuentra en Juriquilla y que surgió por iniciativa de la organización Manos Capaces, que brinda talleres para personas con discapacidad intelectual.

Con 42 años, Susy también juega básquetbol, pero lo que más le gusta es el futbol porque se sienten bien las porras. “He metido goles, es padre, viene mi mamá, ella me dice que juegue bien, que le eche ganas. Yo hago ejercicio, hago deportes, muchas cosas, aquí soy parte de Gallos y es bonito”.

Guillermo Rojas pide la voz y se prepara para declarar como todo un profesional. Se presenta como jugador de Gallos Smiling. Con 34 años, asegura que tiene 13 años de jugar futbol y en este equipo “siempre vamos con todo para llegar a la final”.

Es delantero y hace “muchas asistencias a goles”, porque todos tienen el objetivo de ser buenos jugadores, ser compañeros y llevarse bien. “Las familias nos ven desde arriba y para nosotros es un logro siempre que llegamos a una final”.

“Somos una comunidad”

Para los familiares de los jugadores de Gallos Smiling, encontrarse cada semana es una oportunidad para respaldarse y hacer amigos. Rosario Ocadiz Luna, mamá de Susy Martínez, recuerda que a ella la invitaron cuando participaba en Manos Capaces para aprender a trabajar.

“Así empezó nuestra aventura. Empezamos en el Querétaro 2000, nos prestaban una cancha, fuimos como 13 personas, llegamos a ser 18. Nos quedamos sin lugar para entrenar, fuimos a canchas de Mano Amiga, también en Candiles, hasta que encontramos otra en El Pueblito, cada sábado éramos poquitos, pero luego en Gallos Blancos nos adoptaron y llegamos a ser 130, porque hay mucha necesidad, no tenemos espacios para nuestros hijos con discapacidad y cuando se abre uno, vamos todos”, explica Rosario.

En el equipo, Susy está contenta. “Ella está comprometida, se siente querida y compañera de sus iguales con los que compite, tienen espíritu de triunfo y de disfrutar todo lo que hacen. Aquí juega con sus pares, todos tienen discapacidad y aquí se encuentran, están felices si meten un gol, si hacen un pase, ya vivimos dos torneos y viene el tercero y vamos a ganar”.

Mary Carmen Espejel Sosa, hermana de Zorro, lo ve feliz. “En el Estado de México hacía actividades, pero no hay punto de comparación con lo que hace aquí y el futbol es su pasión. Está muy motivado, muy despierto, era gordito y bajó mucho de peso, los doctores lo han revisado y va muy bien porque ya tiene 38 años, ya no es tan jovencito”.

Al equipo de jugadores se suma el ánimo de los familiares, porque “hemos hecho un grupo muy bonito, se siente que todas estamos en el mismo canal con nuestros chicos, yo no soy mamá, pero estoy integrada con ellas y hemos hecho amistad con personas muy lindas”.

La integración en el equipo es importante, dice Guillermo Rojas Zanabria, papá de Guillermo Rojas Castellano. “A él le encanta el futbol, le ha ayudado mucho a su desarrollo personal y se siente incluido, eso es lo más importante, su vida es el futbol y su trabajo y yo lo veo realizado, eso nos mantiene felices”.

Sus cambios se presentaron de manera paulatina desde hace seis años que la familia llegó a Querétaro. “Empezamos a través de Manos Capaces, se fue integrando, empezó a trabajar y el futbol fue su complemento y hoy vemos un crecimiento en él. Yo lo veo feliz y nosotros tenemos una tranquilidad enorme y las familias ya somos una comunidad porque queremos que nuestros hijos sean felices y se sienten integrados porque traen la imagen del equipo de Gallos”.

Felipe Hernández Medina encontró el equipo por recomendación del maestro de Educación Física de la escuela a la que asiste su hijo. “Jonathan no quería y yo no lo obligaba, vinimos, le dieron una oportunidad y le ha servido bastante, aparte de que le gusta jugar futbol en el barrio, ya se adaptó con sus compañeros”.

“Son un buen equipo, fueron a Torreón y fueron campeones. Le digo a mi hijo que le eche muchas ganas, trataré de pedir permisos en el trabajo para apoyarlo, siempre buscando sacarlo adelante, más porque son especiales. Antes se les cerraban las puertas, ahora la gente ya acepta a estos ángeles, porque son muy lindos”.

Para las familias no hay límites en el equipo, encuentran apoyo entre ellos, pero necesitan que más gente se sume al reconocimiento de esta iniciativa queretana para lograr su crecimiento y consolidarse como un orgullo nacional.

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Last modified: 10 marzo, 2024
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