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“Cuando dijo que se quería despedir de su papá, pensé: se va a aventar al vacío”

HISTORIA: CARLOS P. JORDÁ/LALUPA.MX

FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX

El oficial Elihu Esau López Guzmán lleva una década y un par de meses integrado a las filas de la Policía Estatal de Querétaro (POES). Durante su carrera como servidor público ha pasado por distintas áreas, y actualmente pertenece a los grupos especiales —a la Unidad de Intervención Policial, para ser precisos— y es encargado del grupo interpolicial metropolitano.

Quizás no muchas personas lo conozcan por su nombre, pero el pasado 13 de marzo, este policía fue protagonista en un video —ya con algunas millones de reproducciones— que mostraba un suicidio frustrado.

Antes de narrar para lalupa.mx cómo fue aquel día, López Guzmán se ve en la necesidad de mencionar que por más buenas que hubiesen sido sus intenciones, no hubiera podido ayudar a nadie sin el entrenamiento y acondicionamiento, físico y mental, que ha recibido en sus años de servicio. “Son decisiones rápidas que se tienen que tomar en el momento, entonces lo que es el entrenamiento y el ejercicio te da una pauta para que puedas definir o determinar una situación difícil que se te presente”. Ya lo cuenta todo:

Fue una llamada al 911 la que alertó que en uno de los puentes en construcción de Paseo 5 de febrero —en el subterráneo que conecta con Revolución—, un sujeto no identificado se balanceaba sobre una de las vigas de acero. El oficial Elihu calcula que eran entre cinco y siete metros los que separaban a aquel hombre del piso.

Tras llegar al sitio, luego de que el equipo de avanzada corroborara la situación y pidiera refuerzos, le bastó un vistazo para decidir que iba a participar en el rescate. “En ese momento me sentí seguro de tomar acción; me quité el chaleco para estar más ligero y empecé a subir”. Su equipo completo —entre chaleco táctico, sus placas balísticas de acero, cargadores, etc.— pesa alrededor de 18 kilos, pero en esta ocasión lo único que realmente necesitaba era un arnés de seguridad brindado por uno de sus compañeros, y el conocimiento que le había dejado el curso de rapel.

“El tiempo era oro ahí; los segundos transcurrían; la persona no desistía de la acción que iba a realizar”. Arriba, entre personal de la obra y compañeros de Elihu de otras dependencias, intentaban convencer al hombre de la viga de que había alternativas, y trataban de hacerle ver que sus acciones no sólo lo lastimarían a él, sino también a su familia. “Yo noté que la persona estaba bajo los influjos de alguna sustancia tóxica, ya que sus movimientos y la forma de cómo miraba no era normal”.

Fruto de la proximidad social de la policía con el conductor de un trailer que pasaba cerca, se logró colocar este vehículo debajo de la viga para reducir la altura, aunque la caja no alcanzaba a cubrir toda el área. El oficial López Guzmán se subió a la viga para estar a la par de la persona a la cual quería asegurar, y al cruzar miradas no le quedó ninguna duda de que estaba intoxicado.

“Yo en ese momento fui acercándome muy cauteloso. Me presento con él y le digo que desistiera de lo que estaba haciendo, que si requería ayuda nosotros lo podíamos ayudar, lo podíamos canalizar a alguna institución. En todo momento mantuve un tono de voz estable, ligero, tranquilo”.  Fue entonces la primera vez que Elihu escuchó la voz de este hombre, cuyo nombre aún desconoce y quien contó que tenía problemas con su familia. Con su esposa. Y que no había visto a sus hijos. Y que había pasado un largo tiempo en un anexo.

Solamente aceptó una botella de agua, que bebió de un solo sorbo. Luego dijo que quería hablar con alguien. “No”, respondió cuando el oficial en cuestión —el mismo que le dio la botella, por supuesto— le ofreció sus oídos, “quiero hablar con mi papá”.

Para cuando lograron coordinar esa llamada interestatal, el cuerpo entero de policía estaba enfocado en cada movimiento que pasaba arriba de esa viga con 40 centímetros de anchura. “Algo que nos caracteriza es que tenemos el espíritu de cuerpo, de apoyarnos cuando estamos en situaciones difíciles. Como compañeros hay una hermandad muy grande entre nosotros, independientemente de la institución. En ese momento yo sentí el apoyo de todos mis compañeros de POES y de las otras instituciones que estaban ahí.”

La llamada se realizó, y en el altavoz sonó la voz de un hombre. “Es cuando el muchacho dice que es su papá, y con una voz muy baja dice que se quiere despedir de él. En ese momento pensé: se va a aventar”.

“Sentí un poco más de miedo, sin embargo el miedo es controlable gracias a la capacitación que hemos tenido; nos ayuda a controlarlo, y si controlas tus miedos te ayuda a pensar y a tomar decisiones en el momento”. Elihu dice que analizó algunas de sus posibilidades, aunque todo tuvo que definirse en cuestión de segundos. Cuando el compañero que acercó el celular al joven lo sujetó del pie, entonces nuestro entrevistado lo jaló de la playera por la espalda, y al tambalearse ambos lo sujetó con toda su fuerza para tirarse juntos al vacío.

Al caer hicieron un péndulo hacía el muro del puente, contra lo cual el policía golpeó su espalda, sin embargo no soltó a la persona hasta que estuvieron debajo de la caja del tráiler y otros compañeros la sujetaban. A pesar de que al momento del impacto a Elihu se le fue el aire, los paramédicos confirmaron que ni él ni el rescatado habían sufrido lesiones.

“Ya que estábamos en el piso, se dialoga con él y cambió totalmente su cara. Como que le cayó el 20 de lo que estaba haciendo”. Y por lo visto no sólo el muchacho cayó en cuenta de sus acciones: “es que ya que está uno allá abajo es cuando piensa en lo que hizo; ni yo creía la maniobra que había hecho”.

Se le nota orgulloso al contar cómo lo buscaron familiares, amigos y colegas luego de que vieran su video circulando por internet. De igual forma lo considera un triunfo para POES; para el entrenamiento que otorgan y su imagen ante la sociedad civil. “Siempre es importante resaltar las acciones buenas que hacemos, que son las más”.

De la persona rescatada no supo nada más, y por respeto y discreción no ha preguntado tampoco. Lo que no puede ocultar es la satisfacción de haber cumplido con su trabajo y haber llegado sano y salvo con su familia, pues según el oficial Elihu Esau López Guzmán: “nuestro objetivo como servidores públicos, nuestra meta, es llegar todos los días a casa”.

“Creo que la vida es lo más valioso que tenemos… me siento orgulloso primero que nada de mi institución; me siento orgulloso de lo que sé; de lo que hice; y de que pude rescatar una vida. Creo que es el mayor logro que he tenido en mi trayectoria como policía”, concluye Elihu.

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Last modified: 28 marzo, 2024
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