Autoría de 2:59 pm #Opinión, Niels Rosas Valdez - Procesos del Poder

Sin mucho futuro – Niels Rosas Valdez

La crisis medioambiental es uno de los temas que más atención ha obtenido en los últimos años por los gobiernos y las sociedades a nivel mundial. Sin embargo, a pesar del público cautivo, no ha habido muchos cambios positivos en la comunidad internacional hacia sus prácticas en favor del medio ambiente. ¿Qué nos falta para modificar nuestras acciones en favor de la protección de nuestro entorno natural?

La degradación del medio ambiente, alguna vez puesta a prueba por una parte de la comunidad científica en el siglo pasado, ha sido cada vez más evidente en los últimos 20 años. A pesar de que siguen presentándose expresiones de políticos que no creen en el cambio climático, los datos que arrojan organizaciones intergubernamentales, agencias especializadas y organizaciones no gubernamentales son más claros que el agua: cada año es más caluroso que el anterior, el agua escasea en más y más lugares del globo y la cantidad de recursos naturales que se debería consumir anualmente se termina consumiendo en los primeros seis meses de cada año.

¿Qué debemos hacer para mitigar el cambio climático? Mucho se nos ha dicho en una gran diversidad de canales que todos los individuos debemos aportar nuestro grano de arena para reducir los impactos medioambientales negativos que como sociedad hemos conducido hacia nuestro planeta. Es cierto. El crecimiento poblacional, el uso de energías contaminantes y la enorme cantidad y variedad de actividades económicas que agravan el medio ambiente han sido algunos de los factores de la degradación de los ecosistemas naturales de la Tierra.

Es por ello que sí, en efecto, nosotros como individuos debemos hacer un cambio en nuestros comportamientos y prácticas para aminorar la devastación medioambiental. Sin embargo, no somos el único origen de la degradación progresiva y severa del medio ambiente. Muchas empresas son responsables en gran medida de esta devastación.

En este contexto se inserta un estudio mostrado en el periódico británico The Guardian que señala que sólo 57 compañías están ligadas al 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero desde 2016. Ese mismo año justamente se había firmado el emblemático Acuerdo de París, un instrumento vinculante de las Naciones Unidas que busca que las partes constitutivas reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero para aminorar el aumento en la temperatura global, razón principal del cambio climático.

¿Qué nos dice lo anterior? Podemos generar una cantidad inmensa de respuestas, pero quizá lo relevante son dos cosas. Una de ellas es que, si bien es importante que las personas modifiquemos nuestras prácticas consumistas para que no sean tan abrasivas con el medio ambiente, si las empresas no cambian sus acciones y operaciones poco resta para intentar mitigar el cambio climático que tanto nos afecta en nuestro día a día.

La segunda es que, si bien existe un instrumento vinculante global respaldado por una cantidad inmensa de Estados y que tiene la finalidad de que los países reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero, que son los principales causantes del cambio climático, este no ha sido cumplido por la comunidad internacional. Entonces, ¿qué esperanza hay para cambiar la peligrosa realidad en la que vivimos y que se ensancha cada día que pasa?

Gran parte de la solución es clara: las empresas en general, pero particularmente algunas, deben cambiar sus prácticas para asegurar una reducción en el impacto negativo del medio ambiente que sus operaciones generen. En paralelo, el apego a las responsabilidades medioambientales por parte de los Estados debe ser una realidad y no mera narrativa de los políticos, de otra forma no se avecina un futuro promisorio para la humanidad.

Niels Rosas Valdez

Historiador e internacionalista

@NielsRosasV (Twitter)

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Last modified: 16 abril, 2024
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