Autoría de 3:18 pm Historias de la Metrópoli

“Recibir ‘Tu Beca’ es genial: es como un trabajo en el que te pagan por estudiar”

HISTORIA: CARLOS P. JORDÁ /LALUPA.MX
FOTOS: GUILLERMO GONZÁLEZ /LALUPA.MX

Las siete de la mañana no es precisamente una hora fácil para comenzar la jornada. Algunos encuentran más arrullo en el canto de los pájaros que acompaña al alba que motivación para despegar las pestañas. Otros aseguran que prefieren meterse a la cama a esa hora antes que poner un pie fuera de ella y exponerse a la frescura de los amaneceres queretanos. Por ello que resulta complicado juzgar a los alumnos de la Técnica 9 que llegan a la escuela bostezando sin disimulo, con lagañas en los ojos y el “almohadazo” en la coronilla de la cabeza. Mas no es el caso de Daniela ni de Oswaldo.

Ambos esperan, sonrientes y acicalados, el timbre de la chicharra que marca el inicio de las clases en la secundaria. Además de ser hijos de madres solteras, tienen en común el gusto por la vagancia cibernética y un desempeño sobresaliente en el área académica. Es esta última condición la que hace, de los dos, dignos beneficiarios del programa «Tu Beca», a cargo del municipio de Querétaro.

Dani cursa las últimas semanas de primero de secundaria, es tímida, su voz es casi inaudible aún estando a menos de un metro de distancia. Se intuye que ha sido rara la ocasión (de haber existido) en la cual haya tenido problemas disciplinarios. Su madre, Yeni Pérez, lo confirma: “siempre ha sido una muy buena niña y una estudiante destacada, para la beca piden ocho de promedio, pero ella tiene más de nueve. Por las tardes hace la tarea y me ayuda a cuidar a su hermano. Por eso el apoyo que nos da gobierno es todo para ella, es su recompensa.”

En la cara de la adolescente de 12 años se dibuja una sonrisa tenue y se sonroja al confesar que prácticamente ha gastado los mil 600 pesos que recibe al semestre en ropa. Aunque sus actividades fuera del aula no se reducen a trabajos escolares ni sus ambiciones a ampliar su clóset; Daniela disfruta de ver series y películas en internet, asiáticas en su mayoría. “Quiero ahorrar para ir a Japón”, revela, “me gusta mucho su cultura y como se ven las ciudades”. Sin titubeos asegura que va a estudiar ingeniería y su madre tampoco lo duda ya que las matemáticas siempre han sido su fuerte.

SUBIR A CINTA VERDE

Por su parte, Oswaldo ve una amplia gama de posibilidades para su —no tan cercana— vida profesional; “podría ser contabilidad o negocios internacionales, es lo que estudian mis hermanas… O medicina”, tanto él como su madre están conscientes de lo mucho que pueden cambiar sus ideas en el trayecto que le queda por recorrer antes de llegar a la universidad, siendo que a penas está por concluir el segundo grado de secundaria. Eso sí, no vacila al responder que su materia favorita es inglés, idioma que practica en clases particulares por las tardes.

Su inquietud es tal que no solamente ocupa su tiempo fuera de la escuela para aprender la lengua anglosajona. Es un aficionado de los videojuegos en línea y entrena Karate. “Con el dinero de la beca voy pagar mi examen y subir a cinta verde”, Oswaldo sueña con ser cinta negra y habla en tiempo futuro ya que el apoyo que se le dio en el semestre presente lo usó para comprar un regalo el día del padre, complacer algunos gustos personales y, la mitad (800 pesos), se la entregó a Bertha García, su mamá. “Lo que más quiero es pagarle a mi madre todo lo que ha hecho por mí”, concluye.

“El apoyo siempre se necesita”, dice Bertha, “yo le digo que tenemos que echarle ganas los dos para que siempre tenga las oportunidades que yo no tuve”. Ambas progenitoras concuerdan en su anhelo por ver a sus críos llegar más lejos de lo que ellas pudieron. “Yo me tuve que salir de la escuela porque me embaracé de ella, por eso le digo que tiene que estudiar para que muchas puertas se le abran”, reflexiona Yeni mirando a su hija de reojo.

Los cuatro, madres y sus retoños, están agradecidos por el apoyo que brinda municipio. Tanto Bertha como Yeni concuerdan en que las becas significan, más allá de un solvento económico, una motivación para que sus hijos y los demás beneficiados continúen estudiando. Oswaldo lo confirma: “¡Es genial! Es como un trabajo en el que te pagan por estudiar”.

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Last modified: 10 octubre, 2021
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