Murió un hombre del sistema.
Un buen amigo.
Recibí la noticia inesperada por un mensaje del amigo JMZ. Antes de abrirlo, pensé con angustia, ¿quién se murió? El nombre inesperado me dejó mudo:
—Estimado Julio, supongo que ya te habrás enterado del fallecimiento de Andrés Garrido del Toral. Saludos. JMZ. (Q, 14-VII-2021).
Me quedé pensativo y doliente sentado en la cama.
—Crece y crece la lista de los amigos y conocidos muertos, hasta que un día igual de inesperado, aparezca nuestro nombre. Somos sombras y vivimos entre sombras, muertos, fantasmas.
En los últimos días hablamos por teléfono varias veces Andrés y yo, y cruzamos varios mensajes. Hablamos de futbol, de cine, de literatura, y de otros guajes. Sus últimos mns en el Cel:
—JAEN es mi tocayo y mi región española.
—Jaén es un pueblo de mi Linares, Sevilla, Andalucía.
—Solamente ganamos los más fuertes psicológicamente.
Se refería al cobro de penaltis, que decía que él nunca falló. Yoista como la queretanidad.
—A mí me gustan los penaltis, la jugada extrema y la más dramática del futbol: la vida y la muerte en segundos, el orgasmo deportivo.
Para nada hablamos de política y menos de la muerte. Al habla, en la plática, lo sentí raro, como en otro mundo, obsesivo, extraño.
¿Se estaba despidiendo? ¿Sabía de su inminente deceso? ¿Fue inesperado para él y los suyos? No lo sé y no importa.
Murió el Cronista Mayor de Querétaro, Andrés Garrido del Toral, mi amigo. Diferencias y preferencias aparte.
No fue mi cronista favorito pero siempre procuraba leerlo porque era un gran estudioso y memorioso de la historia queretana y de otras vainas afines. Sus libros y artículos sobre la historia Q pesan kilos, no por su prosa formal y/o dicharachera, sino por el peso del papel usado y de los periódicos.
Creo que Andrés tenía muchos amigos y no pocos enemigos. Creo que fue un queretano por todos lados, en la nobleza y en el disimulo. Con algunas manías y prejuicios.
Personalmente no tengo nada que reprocharle. Al contrario, fue un gran amigo que gané en los últimos años, junto con José Antonio Gurrea. Gracias a los dos.
Alguna vez bromeando y en serio, Andrés me dijo que él escribiría mi obituario, y que ya tenía mi epitafio. Perplejo, incrédulo, doliente, ahora escribo en su memoria.
—¿Quién platicará ahora con tus muertos y fantasmas, querido Andrés? ¿Quién recordará tus “Crónicas peregrinas”, tus “Sirenas queretanas”, tus “Crónicas sobrenaturales”? ¿Tu litigio sobre la verdadera fundación de Santiago de Querétaro, sabiendo que ninguna ciudad se funda en un día, en un año? Escribiste sin trampas pero conservando el mito. Con osadía pero dentro de las buenas costumbres. Sin mala conciencia para las buenas conciencias. Hasta las palabrotas las disimulabas. Te faltó, quizá, la conquista de tu libertad.
Andrés Garrido del Toral, cronista tradicional y memorioso de Q, sin la tradición de la ruptura, la modernidad crítica. Buen hombre del sistema.
—Descansa en la historia queretana, Andrés, y gracias por tu amistad.
Hasta nunca, muerte.
Hasta siempre, vida.
La historia como duda y saber, y no como juzgado militar absoluto.
La crónica como testimonio de vida y no rollo ideológico.
