La situación de la criosfera terrestre es altamente preocupante. El 14 de diciembre pasado el Arctic Report Card 2021presentó la grave situación por la que pasa el Polo norte.[1] Todos los signos muestran una destrucción cada vez más acelerada del ecosistema ártico, así como el de las tundras de Groenlandia, Siberia y Canadá, osos polares y demás fauna asociada.
Al respecto, William Brangham (del PBS New Hour) indicó:
“Una atmósfera cálida está creando preocupación en el Círculo Polar Ártico y en la Antártida. El ArcticReportCard muestra que las altas temperaturas, la reducción del hielo marino y los eventos extremos de derretimiento están transformando la región. En el polo opuesto, en la Antártida, una plataforma de hielo clave que se encuentra frente al glaciar Thwaites podría romperse mucho antes de lo esperado, es decir, en sólo 5 años”.[2]
Detengámonos en lo referente al glaciar Thwaites. Tal y como indica el Dr. David Holland, investigador del Center for Global Sea Level Change y Director del Environmental Fluid Dynamics Laboratory (EFDL) de la Universidad de New York:
“El hecho de que nuestro equipo haya registrado agua tan cálida a lo largo de una sección de la zona de puesta a tierra del glaciarThwaites —donde sabemos que se está derritiendo— sugiere que puede estar experimentando un retroceso imparable con enormes implicaciones para el aumento global del nivel del mar”.[3]
Como podemos apreciar, no sólo el Ártico, ese enorme bloque de hielo que flota en la región más septentrional de la tierra y cuyas dimensiones se reducen año con año —y amenaza desaparecer en un verano de la próxima década— está en riesgo, ahora la Antártida misma, el continente nevado, se suma a nuestra preocupación por la situación de la criosfera.
En el reporte citado, el Dr. Holland informó que el Glaciar Thwaites, ubicado en la lejana región oeste de la Antártida, está empezando a desestabilizarse y amenaza con desprenderse atrayendo, por vez primera en la historia computada, una gran cantidad de hielo ya no flotante sino superficial, lo cual ocasionaría que se incrementase entre uno y tres metros el nivel del mar de toda la tierra. Esto es así pues el glaciar Thwaites es una especie de “tapón” que impide el desalojo —y posterior derretimiento— de la nieve superficial antártida.
Es por tal razón que tal glaciar es denominado el Glaciar del Juicio final (Doomsday Glacier) pues su derretimiento ocasionaría inundaciones tan vastas que obligarían a que fuese reescrito el mapa de las costas de todo el mundo.
Y el problema no sólo se reflejará en el mapa de las costas y, sobre todo, en la vasta Polinesia. El verano del 2021 nos enseñó que las zonas afectadas por los fenómenos hidrometeorológicos también incluyen a los ríos de las regiones bajas del mundo (Holanda, Bélgica y Alemania en Europa, China e Indonesia en Asia y en Centro y Sudamérica), los cuales también ocasionan inundaciones terribles.
En México, el derretimiento del glaciar Thwaites —el cual no tardará en acompañarse de otros glaciares de la misma Antártida y otras regiones cercanas a los polos— ocasionará que las amplias zonas bajas de México (en Tabasco, Tamaulipas, la Península de Yucatán y las costas de Sinaloa y Sonora) se inunden ocasionando cantidades crecientes de refugiados ambientales.
Esta catástrofe, por su naturaleza, no llenará de muertos la tierra sino será, fundamentalmente, una catástrofe social donde los afectados por las inundaciones no tardarán en culpar a la naturaleza o a los políticos en turno “por no realizar a tiempo” las obras que habrían evitado el desastre. Acto seguido, los nuevos emigrantes se acumularán en las regiones altas y secas, es decir, en el altiplano o la Aridoamérica mexicana, de la misma manera como ahora hacen los refugiados centroamericanos o los que expulsa el narco asociado a la minería de tajo abierto.
En Morelos, por ejemplo, contamos ya con dos colonias conformadas por más de mil familias, dos de ellas formadas con expulsados de sus tierras por los narcos asociados a la mina establecida en Arcelia, Guerrero[4] y otra más, ésta conformada por inmigrantes haitianos, ubicada en una de las barrancas del centro de Cuernavaca. Tales asentamientos humanos, los cuales carecen de servicios (agua, luz, gas) y escuelas, se establecen en regiones agrícolas abandonadas o en las reservas ecológicas.Y es humanamente imposible sacarlos.
El derretimiento del glaciar Thwaites será la punta de lanza de tal catástrofe socioambiental, una perfectamente anunciada y con efectos claramente previsibles. ¿Realizaremos las acciones necesarias para detenerla o, al menos, mitigarla?
Cuernavaca, Morelos, 7 de enero de 2022.
[1]https://arctic.noaa.gov/Report-Card/Report-Card-2021/ArtMID/8022/ArticleID/941/About-Arctic-Report-Card-2021
[2]https://www.pbs.org/newshour/show/melting-of-the-thwaites-glacier-could-rewrite-the-global-coastline
[3]https://wp.nyu.edu/gw/holland/
[4]Abierta por la empresa belga Nyrstar NV, cerrada a consecuencia de la actividad delictiva del grupo criminal denominado “La familia” y readquirida en el 2017 por el consorcio mexicano-canadiense (Reyna Mayning/Telson Resources).
Es preocupante pienso que la minería es la causante del deterioro del planeta
Excelente artículo donde se plantea un reto global en el que aun así mucho podemos hacer al respecto. Como lo indica el Dr. Tamayo, debemos hacer lo imposible por cuidar las barrancas y demás áreas naturales de Morelos –nuestro único seguro de vida a nivel local. Aeguran el oxigeno que respiramos, el agua que bebemos y la temperatura y humedad apropiadas para producir nuestros alimentos, además de prevenir catastroficas inundaciones. Éste es el momento para asegurarnos de que se cumplan los ordenamientos ecológico-territoriales de Cuernavaca y de Morelos y no permitamos que se pierda ni un metro cuadrado de las áreas naturales de la entidad. Nuestro presente y nuestro futuro dependen de ello.
Preocupante escenario. Se requiere la participación de todos, gobierno, instituciones educativas, asociaciones civiles y comunidad en general. Pensar y trabajar en conjunto. No es momento de discursos buscando culpables. Necesario, al menos, mitigar esos efectos de catástrofe socio ambiental, como describe muy bien el Dr. Tamayo.
Excelente artículo, ojalá consiga conscientizar a mucha gente y modifiquemos nuestra absurda manera de destruir nuestro planeta y que las autoridades dejen de ocuparse de sus beneficios personales para atender el bien común,
Excelente artículo donde se plantea un reto global en el que aun así mucho podemos hacer al respecto. Como lo indica el Dr. Tamayo, debemos hacer lo imposible por cuidar las barrancas y demás áreas naturales de Morelos –nuestro único seguro de vida a nivel local. Aseguran el oxigeno que respiramos, el agua que bebemos y la temperatura y humedad apropiadas para producir nuestros alimentos, además de prevenir catastróficas inundaciones. Éste es el momento para asegurarnos de que se cumplan los ordenamientos ecológico-territoriales de Cuernavaca y de Morelos y no permitamos que se pierda ni un metro cuadrado de las áreas naturales de la entidad. Nuestro presente y nuestro futuro dependen de ello.
Estimado doctor Tamayo, parece que el inconsciente colectivo nos reúne de nuevo.
Hace algunas semanas platiqué con su amigo el doctor Rodrigo Solís quien me insistió en que retomara las sesiones psicoanalíticas con usted, ya que tenía importantes colaboraciones a nivel literario y ecologista, así como un profundo conocimiento del inconsciente. Me resulta sumamente interesante por no decir mágico que en este momento mi crisis de insomnio se relaciona directamente con su artículo, ya que hace algunos días vi en un correo electrónico de la sociedad AVAAZ que en este año la tierra iba a sufrir un aumento de 2.5 grados centígrados en la temperatura global, resultando en una catástrofe ecológica mundial, con grandes inundaciones etc, lo cual hizo que no pudiera dormir en toda la noche ese día. Yo veo reflejada esta situación, además de en la Avenida San Diego, que se encuentra cerca de mi domicilio, donde se encuentra la secretaría de relaciones exteriores y me ha tocado pararme en repetidas ocaciones para apoyar a los refugiados haitianos, diariamente en mi jardín; en donde las grietas por causa de la resequedad del subsuelo ya son imparables, por más que pase tres horas diarias regando y esta situación ha incrementado mi angustia, resultando en más problemas del sueño, debido además de mi preocupación ecológica a las condiciones de resequedad y polvo que inciden en mi crisis asmática y de apnea del sueño, alergias, etc. Por esta y más razones difíciles de resumir en esta nota, le felicito por su articulo pero también le pregunto, ¿no cree usted que el famoso Covid y otros productos del mercado global han contribuído fuertemente a incrementar estos problemas del cambio climático, por la sobreproducción de plásticos que han generado y que resultan expulsados a la atmósfera principalmente al mar en los últimos años? Yo sí lo creo así. Espero pronto poder continuar con nuestro trabajo iniciado. Atentos saludos.
Las acciones y análisis de deterioro son bastas, me encantó la presentación del problema con la propuesta y análisis de un minimo resolutivo… ¿Realizaremos las acciones necesarias para detenerla o, al menos, mitigarla? A mi emtender y vision, la segunda pregunta lleva en si la respuesta pues no hay entendimiento global ni empatia por la afectación a los países hermanos ni a los ciudadanos del mundo, Excelente artículo del Dr. Tamayo siempre objetivo y con propuestas bien fundadas.