Los primeros ministros de Polonia, Eslovenia y República Checa fueron en los primeros días de la guerra. Meses después, los líderes de Alemania, Italia y Francia la visitaron. En seguida, hizo lo propio el primer ministro del Reino Unido. Posteriormente, la presidenta de la Comisión de la Unión Europea también acudió. Ahora, a un año del inicio de la guerra, el presidente de los Estados Unidos de América (EUA) viajó a Ucrania. ¿Qué impacto detona?
Cuando el Kremlin anunció el inicio de su llamada “operación militar especial” en territorio ucraniano, el mundo quedó atónito. En medio de los esfuerzos de diplomacia en la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que abogaban por la paz en Ucrania, la guerra comenzó. La zozobra se apoderó de las personas dentro y fuera del territorio invadido, reduciendo la esperanza de la paz a una habitación obscura y con tenue luz que se vislumbraba detrás de la puerta que Vladimir Putin cerró tras rechazar los repetidos intentos de negociación que líderes europeos, junto con Washington, habían efectuado en los meses pasados.
Tras el estallido de la guerra, gran parte del globo condenó la agresión rusa y le impusieron sanciones económicas al país invasor, al mismo tiempo que algunas potencias le comenzaban a suministrar equipo y entrenamiento militar al invadido, así como asistencia económica. La movilización y gestión de Volodimir Zelenski, presidente ucraniano, en varios foros internacionales también permitió la visibilización de las condiciones de Ucrania y sus necesidades ante el conflicto bélico, fomentando un apoyo creciente a Kiev.
Es este contexto, es importante mencionar que muchos países han ayudado de una manera u otra al gobierno de Zelenski. Toda asistencia, sea militar, económica o diplomática, ha sido de relevancia para que Kiev afronte estos momentos delicados. De igual manera, la visita de distintos líderes al territorio ucraniano ha mandado varios mensajes, como pueden ser el interés sólido y el apoyo que hay para que Ucrania resista y gane la guerra. La frecuencia de estas expresiones ha sido importante para la esperanza de los soldados en el campo de batalla, pero también evidencia lo unida que está Europa para afrontar la agresión de Rusia.
Sin embargo, la visita en secreto de Joe Biden, además de fortalecer el círculo de líderes que habían hecho el viaje al territorio invadido para demostrar su apoyo, evidencia que, en efecto, Ucrania no está sola en la guerra. La llegada del mandatario estadounidense a Kiev es un claro y simbólico mensaje de Washington a casi un año del inicio de la confrontación bélica ruso-ucraniana, por lo que podría funcionar como un revulsivo en la asistencia de diversa índole hacia el gobierno de Zelenski y revigorar la moral de los combatientes.
Pero no sólo ese mensaje brinda la presencia de Biden en la capital ucraniana, sino que también dirige otros dos gestos: uno para Rusia y otro para China. En torno al primero, la visita del presidente estadounidense materializa el apoyo señalado en repetidas ocasiones desde la Casa Blanca hacia Kiev y los valores en los que cree la comunidad internacional, mismos que se considera han sido transgredidos por Moscú. De tal suerte que refuerza la declaración de Washington de que EUA estará con Ucrania el tiempo que sea necesario ante las agresiones rusas, incluso tras un año de las inclemencias y a pesar de las amenazas que Putin ha lanzado en repetidas ocasiones desde el comienzo del conflicto.
Por otro lado, hay un mensaje para Beijing. De acuerdo con los servicios de inteligencia de EUA, China, que todo este tiempo se ha declarado neutral en la guerra, pero pugnando por una resolución pacífica del conflicto, estaría en posición de suministrar armas a Rusia, situación que sería grave para Ucrania y, por ende, sus aliados. Por ello, la presencia de Biden de igual manera genera una disuasión general a su homólogo chino al comunicarle que estaría dispuesto a seguir asistiendo a Kiev a pesar del posible involucramiento del gigante asiático.
Así, la visita brinda una declaración firme en Europa por parte de Washington. No obstante, lo cierto es que a cada acción hay una reacción, por lo que habría que esperar la respuesta rusa y china de este inusitado viaje de Biden a la capital del territorio invadido.