Continuamos con los mitos sobre los cuales la 4T ha construido su discurso, que mantiene a pesar de la evidencia y los datos duros que los contradicen:
El cambio verdadero
Morena se asume como una opción política diferente, como si fuera una agrupación nueva, con integrantes de pasado impoluto y desempeño intachable. La verdad es que la mayoría de sus militantes provienen de otros partidos ―principalmente del PRI y del PRD―, de los cuales se escindieron por diferencias irreconciliables con sus dirigentes, pero principalmente en su afanosa lucha por posiciones clave en la estructura partidista o en la incesante búsqueda de candidaturas a puestos de elección popular.
Andrés López fue militante del PRI a partir de 1976, y durante una trayectoria centrada principalmente en su estado natal solamente logró ser presidente del Comité Directivo Estatal, cargo en el que no duró ni un año (Valdez, 2018). En 1988 renunció a su militancia y se integró al naciente PRD, del que llegó a ser presidente. Abanderado por dicho partido, ocupó la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, del 5 de diciembre de 2000 al 29 de julio de 2005.
El actual régimen que, mediante el discurso oficial, busca diferenciarse de gobiernos predecesores tiene sus antecedentes en el PRI más retrógrado y oscurantista (lo que se refleja en las políticas públicas que a toda costa busca imponer, como los pactos económicos, la Segalmex, la CFE como monopolio). Tanto el presidente López como las personas más prominentes de su gabinete fueron funcionarios ―con desempeños grises, cuestionables y hasta señalados por corrupción― de administraciones principalmente priistas e incluso panistas y perredistas: Marcelo Ebrard, Manuel Bartlett (artífice de la caída del sistema electoral en las elecciones de 1988, considerado por los historiadores como una traición a la democracia), Adán Augusto López (PRI, PRD). Lo que significa que todos ellos fueron parte de la corrupción que, también según ellos mismos, mantiene al país en la pobreza y el atraso.
No sólo eso. Al interior de Morena también superviven los restos de los grupos más violentos y radicales de la izquierda recalcitrante, algunos de cuyos militantes integraban células guerrilleras (PROCUP, PDLP, MAS), que financiaban su lucha política con recursos provenientes de secuestros, robos y actos abiertamente delincuenciales.
Ese es el cambio que Morena promueve. Una vuelta al pasado de los años 70, y así lo evidencia con sus políticas económicas y de desarrollo (centradas en el petróleo y el carbón, en el clientelismo alimentado por dádivas y en la concentración de poder en el ejecutivo a costa de los otros poderes).
Gobierno del pueblo y para el pueblo
En términos reales, las megaobras que la 4T impulsa no serán, ni de lejos, para el beneficio del pueblo. Los servicios que el Tren Maya y el AIFA brindarán están destinados a un segmento de la población con poder adquisitivo de medio a alto. Igualmente, los derivados del petróleo que se obtendrán de las refinerías que el gobierno construye, habilita y adquiere, si bien constituyen materias primas para la industria y la producción nacional, también alimentarán los tanques de gasolina de autos de los cuales la mayoría de la población carece.
No puede haber gobierno rico con pueblo pobre
Los programas que la 4T ha implementado para el combate a la pobreza son prácticamente los mismos que los gobiernos neoliberales de los 70 y 80 promovían, pero ineficazmente aplicados. Los números dicen que hay más pobres en México y que los apoyos no llegan efectivamente a quienes los necesitan. En una anterior colaboración (¿Primero los pobres?) abordamos más a detalle este tema.
Conclusiones: la kakistocracia de la 4T
En la realidad, la 4T es uno de los peores gobiernos que ha tenido México, por las siguientes razones:
1. No cumplió con sus principales promesas de campaña (de 18 años).
a) Crecimiento económico.
b) Castigo a los corruptos.
c) No incrementar los precios de la gasolina.
d) Trato humano y digno a los migrantes.
e) Incremento de la seguridad pública.
2. En 4 años de gestión:
a) Se dedicó a liquidar fideicomisos de educación, salud y ciencia y tecnología para darle un destino ―opaco y discrecional― a esos recursos.
b) Intenta extinguir el INE y ahora el Inai, lo que representa un retroceso en las instituciones de carácter civil que contribuyen a la ampliación de libertades democráticas.
c) Liquidó el Seguro Popular, y su promesa de un sistema de salud igual al de Dinamarca lo sustenta en la contratación de médicos cubanos, parte de cuyos salarios sirven para financiar la dictadura en Cuba.
3. Cotidianamente, a través del show televisivo de la mañanera, ―que es un gasto innecesario para el erario― ataca a los críticos de sus políticas, casi criminalizándolos, fustigando la libertad de expresión y polarizando la opinión ciudadana. Como nunca, se confunde la crítica con ataques y se evidencia a quienes manifiestan desacuerdos.
4. Con la extinción de Notimex, pretende concentrar la fuente de información estatal en las “Mañaneras”, focalizando la fuente de información del Estado mexicano solamente en sus actos de ejecutivo federal, y obviando los datos que los demás poderes e instituciones generan.
5. Todos sus actos de gobierno están encaminados a concentrar el poder en el ejecutivo federal que él encabeza, y en el ejército mexicano, que lo mismo ha usado como mano de obra para construir obra pública que como administrador de las aduanas, y al cual pretende adscribir la Guardia Nacional (que, según el ministro Luis González Alcántara, resultaría en un fraude a la Constitución considerar que esa institución policial conserva su carácter civil y se rige por una doctrina policial, si sus integrantes son militares en activo, sometidos a la jurisdicción y al régimen disciplinario militar, desarrollando funciones militares y actuando bajo la normativa militar).
6. La diplomacia mexicana está por los suelos y los principios que la regían y distinguían (la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, entre otros) se han obviado al opinar e intervenir en asuntos de Estados extranjeros (como Perú, Colombia, Bolivia, Brasil, etc.), y callar y ser omisos ante flagrantes violaciones a los derechos y libertades humanos, como la invasión de Rusia a Ucrania y las dictaduras en Nicaragua, Venezuela y Cuba.
7. La corrupción no se ha acabado, sino que, por el contrario, supera con creces a la de los anteriores gobiernos: nepotismo, Segalmex, Casa Gris, la fábrica de chocolate, plagios de ministra, falta de mantenimiento en infraestructura pública ―como el Metro―, omisión ante la violencia sin freno y las actividades ilícitas de los narcotraficantes, talamontes, secuestradores, huachicoleros, tratantes de blancas, extorsionadores, etc., lo que se traduce en un país con cada vez más altos índices de violencia, inseguridad y criminalidad.
8. A través de los recursos recortados a los fideicomisos y echando mano del fondo nacional de desastres naturales, Fonden, el gobierno de Morena otorga dádivas a los adultos mayores y a los ninis, no para acabar con la pobreza, sino como un mecanismo clientelar electorero que busca asegurar votos, pagando previamente por ellos.
9. Tanto la figura presidencial como el régimen en su totalidad se perfilan como un gobierno autocrático, en el que el disenso no tiene cabida y en el que la crítica y la oposición es perseguida. Igualmente, se pondera la pobreza sobre el aspiracionismo de manera idéntica a como ocurre en las pocas dictaduras populistas que aún se mantienen a través del engaño y la represión en algunos países de Latinoamérica y Asia.
10. Estamos asistiendo a la conformación de un gobierno con poderes fácticos (concentrados en el ejecutivo federal y en la delincuencia organizada), integrado por los peores políticos (los malos de malolandia, para ponerlo en palabras del propio presidente). Una kakistocracia, según el politólogo italiano Michelangelo Bovero:
…Imaginemos, por tanto, que pudieran verse reunidos en un solo régimen, no ya los caracteres eminentes de las constituciones mejores, sino los más despreciables de las peores, no ya las virtudes de las tres formas de gobierno rectas, sino los vicios de las correspondientes formas corruptas (tiranía, oligarquía y oclocracia). El resultado sería un gobierno mixto exactamente opuesto al de la receta de Polibio: no la óptima república, sino la pésima república, peor, por la suma de los males, a cada uno de los regímenes corruptos simples, porque reuniría en sí las perversiones de todos ellos. Sería el peor gobierno en cuanto “gobierno de los peores” de las distintas especies, reunidos y mezclados casi como ingredientes, no ya de una receta salvífica, sino de la fórmula venenosa de un maleficio. Si quisiéramos darle un nombre, propondría denominarlo kakistocracia: lo contrario de la aristocracia en el sentido más amplio y noble de “gobierno de los mejores”.
Y la kakistocracia alimenta y es alimentada, en una suerte de círculo perverso, por la confusión de los poderes, que anula la distinción y la separación de poderes propia de la democracia constitucional, tanto en el plano social (poder político, económico e ideológico) como en el plano estrictamente institucional (Legislativo, Ejecutivo, Judicial) (Bovero, 1998).
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Referencias
- Bobbio, Norberto. (2006). La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político. México. Fondo de Cultura Económica.
- Bovero, Michelangelo. (1998). La confusión de poderes hoy. Italia. Revista Teoría Política.
- Valdez, Olinka. (2018). La huella que AMLO dejó tras 7 años en el PRI. México. Diario Milenio.
