HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX
Cuando el Registro Civil rechazó la petición de Luis y Carlos de casarse porque Carlos vive con VIH, Luis preguntó a cuántas personas con diabetes o con alcoholismo se le negó anteriormente este derecho. Como respuesta, le dijeron que cada caso se valoraba por separado y no le dieron más detalles.
La pareja recurrió entonces un amparo contra el artículo 148 del Código Civil de Querétaro que prohíbe el matrimonio entre parejas que tienen enfermedades venéreas o infectocontagiosas, crónicas, hereditarias o incluso el alcoholismo. Iniciaron el trámite en septiembre y la semana pasada se les notificó que ganaron la sentencia de amparo.
Para Luis, estudiante de posgrado y Carlos, docente de profesión, éste es un tema de libertades, desde la posibilidad de casarse hasta garantizar el derecho a la no discriminación por cuestión de salud y exigir reformas al Código Civil, así como capacitación al personal que labora en las administraciones públicas.
“No sabemos si seremos la primera pareja del mismo sexo con VIH en casarse, pero es una enfermedad como cualquier otra, no es una sentencia de muerte, es algo con lo que se vive y no es algo por lo que se muere, las personas viven, no están postradas en cama, su proyecto de vida no tiene que verse truncado y por eso es importante defender estos derechos a tener una vida plena”.
La búsqueda de la seguridad
Cuando se conocieron, hace más de ocho años, Carlos le informó a Luis que vivía con VIH. “Yo no tuve ni tengo ningún problema, porque hay gente que piensa que el VIH es una condena de muerte, pero la realidad es otra, incluso las personas con diabetes deben tener más cuidados que una persona con VIH, así que no me preocupó y estamos juntos desde hace siete años”.
El tratamiento de Carlos es importante para mantener su salud, pero no existe un factor de riesgo para Luis porque “se vuelve intransmisible, obviamente siempre hay que utilizar métodos de protección, pero lo más común es que si una persona con VIH sigue su tratamiento y es eficaz y el estado serológico de la persona es indetectable, es intransmisible”.
La familia cercana de Carlos conoce su condición serológica, pero “llega un momento en que se te olvida, porque el nivel de avance de la ciencia y de los tratamientos hace que se te olvide que está ahí, no es algo que está todo el tiempo latente y nuestra vida, con su familia y la mía es completamente normal”.
Los papás de Luis también saben que Carlos vive con VIH, pero cuentan con información suficiente así que nunca rechazaron la relación de ambos “y eso que hay bastante desinformación y sobre información a veces exagerada a vivir con el virus hay gente que piensa cosas que no son”.
Además, considera, hay muchos estereotipos sociales que prevalecen: se cree que la mayoría de las personas que viven con VIH parecen ser de la comunidad LGBT, se consideraba una enfermedad solo de personas homosexuales y que a las personas heterosexuales no les daba, incluso se llegó a pensar que sólo le daba a los pasivos y no a los activos.
“La información que la persona basa en esas creencias hace mucho daño y se debe al hecho de tratar de buscar culpables, es cierta medida homofobia, porque ciertas conductas, ciertas actitudes se maximizan cuando las hace una persona homosexual y eso fue lo que pasó con el Código Civil cuando nos negaron el matrimonio”.
¿A cuántas personas con diabetes o con alcoholismo le niegan casarse?
Luis hizo los trámites ante el Registro Civil y cuando le negaron la solicitud para casarse porque Carlos tiene VIH lo primero que hizo fue cuestionar al mismo Código Civil.
“Le expliqué a la persona que me atendió que el artículo dice que se prohíbe casarse a quienes tienen enfermedad hereditaria, alcoholismo, enfermedades venéreas e infectocontagiosas. Por la misma naturaleza de nuestro matrimonio no vamos a heredar genes y pregunté qué hacen con quienes tienen diabetes que sí es hereditaria o con hipertensión”.
Luis quiso saber a cuántas personas con diabetes o con alcoholismo le niegan el matrimonio, porque de otra manera, parecía más el prejuicio sobre las personas con VIH y los homosexuales. “La persona que me atendió no me respondía, me dijo que se evalúa cada caso y que, en nuestro caso, no se nos autorizaría el matrimonio”
“Somos homosexuales y uno de los dos tiene VIH, a eso hay que sumarle el prejuicio. Carlos lo tomó de una manera bastante madura, aunque los dos nos sentimos mal, indignados, con impotencia, porque esto es un asunto de voluntad, el personal del Registro Civil sabía que negarnos el matrimonio era una conducta discriminatoria, pero lo hicieron, nos lo negaron”, añade.
Sabían que el tema se solucionaría y por eso no tenían prisas, así que con el amparo en su favor esperan formalizar su unión de siete años en enero próximo, porque es un tema de libertades y de certeza jurídica, pero también de cambiar la idea que se tiene sobre el VIH y dejar de pensarlo como una sentencia de muerte.
“La persona que nos atendió ni siquiera sabía la diferencia, no preguntó si mi pareja tenía VIH, preguntó si mi pareja tenía Sida y eso muestra que no hay capacitación ni información, así que tuvimos que acudir al amparo para hacer valer el derecho a casarnos y a la no discriminación por cuestión de salud”.
El Código Civil criminaliza a quienes viven con VIH
El director del Centro de Orientación e Información sobre VIH/Sida (COIVIHS), Luis Felipe Zamudio, detalló que el artículo 148 del Código Civil estatal señala que “una enfermedad incurable que sea contagiosa o hereditaria es uno de los motivos por los que se debe negar el matrimonio”.
Se recurrió entonces a la Defensoría Pública Federal porque esta es una medida discriminatoria ante la población que padece una enfermedad crónica o incurable, porque se les niega un derecho humano a quienes viven una etapa de vulnerabilidad.
Hasta 2019, se estimaba que en Querétaro viven alrededor de cuatro mil personas con VIH y aunque en 2020 no hubo gran actualización de estas cifras, se estima que hay cerca de cinco mil 500 personas con VIH en la entidad que tienen conocimiento de su diagnóstico positivo.
A pesar de ese incremento, hay poca capacitación sobre el tema, así como sobre las leyes y códigos de los estados, donde se violenta el derecho a la no discriminación a las personas con VIH, así que se deben realizar las adecuaciones necesarias para garantizar sus derechos humanos.
“Necesitamos que se modifique el Código Civil, queremos iniciar la incidencia política local en la Legislatura Local del estado”, anunció Zamudio Burgos frente a esta situación.
Al respecto, Luis insiste en que lo más importante es fortalecer y permitir las libertades de todas las personas, con el fin de que el amor también cuente con la seguridad jurídica de la que pueden gozar otras relaciones.
“Vivimos juntos desde hace siete años, disfrutamos estar juntos, nos gusta nuestra compañía y hay mecanismos que sí tienen los heterosexuales, como construir un patrimonio juntos, acceder al derecho de vivienda, a cuidar del futuro del otro y eso se logra a través del derecho al matrimonio”.