Autoría de 3:06 am #Destacada, En el Confesionario

“Soy una apasionada de la vida”: Lorena García Alcocer

ENTREVISTA: ANA MARÍA RESÉNDIZ/LALUPA.MX

FOTOS: ENRIQUE CONTLA/LALUPA.MX

Tras una larga carrera en la iniciativa privada, Lorena García Alcocer debutó en el servicio público como directora del Instituto de Vivienda del estado de Querétaro (IVEQ). “En el Confesionario” de lalupa.mx, la funcionaria revela su pasión por el desarrollo humano, sus deseos de vivir en el campo, su capacidad de adaptación, así como su gusto por Armando Manzanero. Asidua lectora y admiradora de grandes mujeres, no soporta la injusticia y la pobreza extrema.

¿Cómo empieza tu día?

Mi mejor momento es en la mañana. Diario hago ejercicio. Me gusta caminar al aire libre y también hago ejercicio funcional. Después, tomó café con Robert, mi esposo, y  a iniciar el día. Antes de ir al ejercicio, repaso lo que hay de noticias. Es muy tempranero el reporte de los medios y si hay alguna noticia importante, es con lo que abro mis ojitos. Posteriormente, vemos los compromisos de agenda, muchas veces tenemos actividades fuera de la oficina o llego directamente a la oficina. Empezamos a las 8:30.

¿Cómo llegaste a la función pública?

Trabajé en la iniciativa privada durante 33 años, en una empresa líder en la construcción de vivienda. Hice una carrera ahí y al final, en 2016, la empresa cerró sus operaciones por cambio de políticas públicas y las vivienderas más importantes de México entraron en un periodo de quiebra.  Me tocó ver el final de la historia. En ese entonces fue muy dramático pensar que pudiera cerrar una empresa que construía 50 mil viviendas en todo México y 5 mil sólo en el Bajío. Facturaba mil millones de pesos al año, tenía 500 empleados directos y mil 500 empleos indirectos. Era un acorazado, era impensable creerlo, pero sí, cerró

Por otra parte, me apasiona el mundo del Desarrollo Humano. Me dediqué a estudiar esa área desde la especialidad de la logoterapia y también la maestría en Inteligencia Emocional, soy coach tanatológico y de vida, y actualmente estudio Psicoterapia Contemplativa.  Cuando terminó el trabajo en la empresa me dediqué de lleno a dar psicoterapia. Hay una frase del fundador de la logoterapia Viktor Frankl que me marcó, pues dice: “He encontrado el significado a mí vida ayudando a otros a encontrar en sus vidas un significado”. En ese contexto, durante la pandemia, coincidía con nuestro gobernador (Mauricio Kuri) en el lugar donde hacíamos ejercicio y le decía: “por favor, invítame a trabajar contigo”; y me contestaba: “Lorena, primero hay que llegar”. Y así fue como comencé a trabajar en la campaña, me encantó. Y ya después el gobernador me invitó a pertenecer a su grupo de trabajo.

Lo que me parece fascinante es que siempre he creído que cuando una persona tiene un lugar seguro donde vivir, donde desenvolverse, donde amar a su gente, donde puede sentirse resguardado de los avatares de la vida, esa es la vivienda, que podemos convertir en un hogar. Y fue, precisamente, en ese ramo, el de la vivienda ―en donde he dedicado mi trayectoria profesional― que me invitaron a trabajar en el servicio público

¿Cómo relacionas las disciplinas que has estudiado con la vivienda?

He sido siempre una gente muy inquieta, nunca he dejado de estudiar, creo firmemente que el enfoque tienen que ver con esta posibilidad de encontrarme más contenta en el cuerpo que habito, cómo estar más en paz, cómo estar más en equilibrio y eso se transmite, eso va a todos los ámbitos laborales, no es exclusivo de la vivienda. Estar contento en la piel que habitamos es la máxima conquista que puede tener un ser humano.

¿A qué otra cosa te hubiera gustado dedicarte, además de ser empresaria de la vivienda o especialista en desarrollo humano?

Me encantaría ―y lo tengo en imaginaria como dicen en los caballos― vivir en una casa de campo. Crecí en una hacienda y mi familia tuvo mucho contacto con la agricultura, mi papá era agricultor ―tenía vacas, era ganadero― y esa parte siempre me ha llamado mucho la atención, me hubiera encantado dedicar toda mi vida a eso. Sin embargo, hoy por hoy, lo que hago me fascina, soy muy bendecida con hacer lo que me encanta todos los días. Hay una frase que me gusta mucho: “busca lo que te apasiona y nunca tendrás que trabajar”. Siento que si la vida fuera justa yo tendría que pagar por hacer lo que hago.

“Mi papá era agricultor ―tenía vacas, era ganadero― y esa parte siempre me ha llamado mucho la atención, me hubiera encantado dedicar toda mi vida a eso.”

¿A qué actividad nunca te dedicarías?

No lo sé, no lo tengo tan claro. Creo que tengo una gran capacidad de acoplarme, de sacarle buen partido a las cosas, le hallaría el modo. Si me tocara hacer lo que sea: vender tamales o zurcir calcetines, le buscaría el modo.

¿En qué red social te sientes más cómoda?

Es un mundo en el que he tenido que ir explorando y sé perfectamente bien a qué grupos sociales va cada una de las redes. Quizás con la que menos contacto tengo es con TikTok, que es la red de los jóvenes, hay que buscar también llegar a los jóvenes, lo tengo pendiente. Sé que el impacto político está en Twitter y sé también que Instagram va a una parte de la pirámide que puede ser desde milenialls, está muy bien penetrado, pero Facebook toma una mayor gama de gente a la que voy dirigida. Me ha parecido muy interesante formar una comunidad orgánica, porque veo que con mucha facilidad los jóvenes pegan saltos cuánticos de números de seguidores y yo, más bien, estoy afanada en generar una comunidad sostenible y que tenga interés en lo que hacemos en el Instituto o en mis actividades en la función pública.

¿A qué dedicas tu tiempo libre?

Tengo muchas pasiones. Me encanta leer, estoy en un club del libro. Me gusta muchísimo la naturaleza, las plantas. Tengo en la casa un huerto y todas las mañanas el jugo verde que me tomo es de la cosecha del huerto. Lo combino con lo que haya: apio, zanahoria, betabel, menta… también tengo árboles frutales y esos los cuido y me fascinan. Me encanta el ejercicio al aire libre y mi gran pasión es el trekking, caminar en la naturaleza, tengo tiempo de no practicarlo, pero es mi top.

¿Serie o película?

Prefiero una película por corta, porque con las series me cuesta mucho trabajo estar frente a la televisión, si me veo frente a la televisión o me duermo o no me aguanto y jalo el iPad para jugar Candy Crush. No tengo la cultura de estar poniendo atención.

Si el plan es ver una  película, me encantan las policiacas, hay de drama que me encantan, por ejemplo, Gladiador es una película que me marcó, todas las escenas humanas que se ven ahí, me encantó la personalidad del gladiador. Muchas veces salir a la batalla herido y aun así dar tu mejor esfuerzo, para mí es un referente.

¿Gladiador es una de tus películas favoritas?

Yo creo que sí. Y también tengo un lado muy romántico. Me he querido ver en Mujer bonita siempre, cualquiera cree que va a llegar el hombre guapo y te conquista y, de pronto, te saca de este mundo y te lleva a un mundo inalcanzable. Eso sí, soy una romántica empedernida. Me encantan también Diario de una pasión, Los puentes de Madison, muchas que hablan de este amor romántico, que con una pincelada me arrancan una sonrisa.

¿Cómo está integrado tu playlist?

Con Armando Manzanero, pero como hemos tenido que ir renovándonos tengo a Carlos Rivera, me encanta también Vanesa Martín, porque tiene una canción que me apasiona que dice: “De todas las mujeres que habitan en mí, juro que hay algunas que yo ni conozco”. Ese tipo de gente, de frases o de canciones, que son disruptivas ―eso me pasa también con los autores―, que rompen con el flujo natural de la vida y que se atreven a agarrar un camino adyacente, me fascina.

¿El nombre de una canción entrañable?

Siguiendo con la línea romántica, “Bonita” de Manzanero… Bueno, de Manzanero todas, la que quieras. Manzanero me fascina, y en donde lo escucho cierro los ojos para concentrarme como si me lo estuvieran diciendo a mí.

¿Tu libro de cabecera?

Tengo muchos libros de cabecera, pero últimamente me han llamado grandemente la atención las mujeres valientes, revolucionadas, que han marcado la historia. Por ejemplo, Malinche, de Laura Esquivel. La Malinche es un personaje que hizo historia, rompió con todo lo que pasaba, fue una figura controversial de su época. También admiro grandemente a Marie Curie, que también fue una rebelde para su época, que se atrevió a explorar el mundo científico pese a que su papá le dijo que sólo tenía que mantenerse en “hacer lo que se debe hacer”. En el libro La ridícula idea de no volver a verte, la escritora española Rosa Montero describe a Curie divinamente.

Hay muchas otras mujeres que admiro, entre ellas, sor Juana Inés de la Cruz, que en la época que le tocó, en el siglo XVII, se atrevió a desafiar al mundo y decir: las mujeres también tenemos acceso a la educación, tenemos acceso a la Universidad. Y de qué manera tan clara llevó a las mujeres a envalentonarse para así poder entrar en el conocimiento también de las letras.

Hoy me ha movido muchísimo un libro que se llama Salvar el fuego, de Guillermo Arriaga, que cuenta y narra la historia de una madre de familia que tiene la vida resuelta ―hay algo que me involucra― y, de pronto, sin querer, se enamora de un reo y abandona todo y se va perseguir sus sueños. Algo impensable para una mujer con educación, con una vida estable, que aparentemente lo tenía todo resuelto. Ese arranque de libertad existe muy dentro de mí, cómo de pronto agarrar un vestido largo o el pelo suelto y salir corriendo al campo en busca de la libertad. Es un lado mío que me encanta.

“Tengo muchas pasiones. Me encanta leer, estoy en un club del libro… Hoy me ha movido muchísimo un libro que se llama Salvar el fuego, de Guillermo Arriaga”

Son muchas las mujeres que admiro y que podría contarte, que son valientes, que se atreven, que proponen, que arriesgan, que trabajan. Soy mamá de cuatro hijas y una de las cosas que siempre les comento es que se preparen, que trabajen ―ya son grandes, incluso profesionistas―, y una de las máximas que siempre me identifica es: que coma el que trabaja; que se dediquen a hacer su proyecto personal. Entiendo perfecto que cuando decides hacer una vida en pareja, lo que hay que compartir son dos proyectos personales para construir un tercero, pero no es posible que podamos pensar en construir nuestra vida a merced del proyecto de vida del otro.

¿Cuál es tu platillo favorito, ese que comerías toda tu vida y nunca te cansarías?

El pozole me fascina, nos encanta a mi esposo y a mi ir los viernes a caminar al centro y comernos un pozolito. El elote asado también me encanta, a la hora que sea me puedo comer uno. ¿Sabes qué me pasa con el maíz? Que cierro mis ojos y me voy a mi  infancia. En la casa de mi mamá cocían el nixtamal y me acuerdo que era un bote como de pintura, una cuchara de palo, y muchas veces querían ver si ya estaba listo; sacaban los granos y me los comía, estuvieran buenos o no. Así el elote representa mi niñez.

¿Tequila o vino?

Me la pones muy difícil; me gustan los dos. Me gusta el tequila, como aperitivo, de preferencia suave. Y el tinto acompañado con una buena comida, de uva amable, tipo un Merlot.

¿Cuál es tu personaje histórico favorito?

En la historia tengo varios. Como acabo de leer el libro de Marie Curie, la traigo muy presente. Sobre todo, porque su pasión por la ciencia la llevó a obtener dos premios Nobel. Inclusive llegó hasta perder su salud por el descubrimiento del radio y el polonio, hallazgos que le dieron esos dos galardones.

¿Qué le dirías si te la llegaras a encontrar?

Para empezar la invitaría a sentarse, le ofrecería un tequila y le diría: “Cuéntame cómo le hiciste para soltar ese traje tan estrecho que te habían impuesto”. Porque Curie soltó ese traje y se aventó al mundo de la ciencia, al mundo del amor. Ella se comportó como una mujer decente mientras su marido vivió, mientras su suegro vivió, y cuando ellos dos murieron dijo: “es mi momento”. Tenía dos hijas, quienes salieron adelante, y mantuvo una relación con un personaje que trabajaba en su laboratorio. Ella le llevaba muchísimos años. La expulsaron de Francia, y tuvo que salir porque se convirtió en un escándalo, pues ¿cómo era posible que hiciera eso? Estamos hablando de principios del siglo XX. Yo por eso le preguntaría: “¿Cómo le hiciste para conquistar el arrojo, la valentía, el coraje de perseguir tus sueños?” Eso me pareció impresionante.

¿Un personaje de ficción?

Mi favorito: El Rey León y toda la filosofía que hay alrededor de la historia. Me encantan cada uno de los personajes, lo que representan y que a su vez todos habitan dentro de mí, como ser humano. La parte sabia con el mandril Rafiki que inspira. La parte ligera y divertida de la vida representada en Timón y Pumba que cantaban “hakuna matata, una forma de ser”. El lado oscuro representado por Scar que responsabiliza a Simba de la atroz idea de haber matado a su padre. Nala que es el amor que nos mantiene vivos. Cuando Simba ve reflejada su imagen en el estanque y Rafiki le dice que es su padre que vive en él, toma fuerza para regresar a buscar a los suyos y convertirse en el Rey de la Selva. Es un verdadero tratado psicológico representado en una fábula. 

¿Cómo ves actualmente a las mujeres en Querétaro y cómo te gustaría verlas en el futuro?

Esta administración ha sido un parteaguas desde el momento en el que el gobernador declaró que tendría un equilibrio en su gabinete con mujeres. No me gustaría hablar de igualdad porque no somos iguales, pero sí buscar estos elementos donde somos fuertes las mujeres y donde complementamos el mundo laboral que hoy por hoy está en manos de los hombres preponderantemente. Esta mixtura que podemos hacer entre el perfil masculino y el perfil femenino que, te diré, todo mundo, independientemente del género, tenemos una parte femenina y una parte masculina, pero el mundo laboral se ha inclinado culturalmente a reconocer el trabajo de los hombres exclusivamente. Sin embargo, las mujeres tenemos mucho que aportar en sensibilidad, en conocimiento, en formalidad, y en muchas habilidades que complementan el mundo laboral.

¿Qué es lo que más te entristece en la vida?

Las brechas sociales. La gente que no tiene posibilidades de tener una mejor condición de vida, la injusticia, la pobreza extrema. No puedo pasar por un semáforo y ver a la gente que está pidiendo. Me cuesta muchísimo trabajo saber ―y prepararme― que no les tengo que dar porque ese no debe de ser su mundo. Me pregunto: ¿por qué a mí me toca una condición tan privilegiada en comparación a ellas o ellos? Eso me entristece.

¿Cuál es tu ideal de felicidad? 

Tengo muy claro que la felicidad no está en llegar a una meta, sino que es el camino, y mi diario vivir está lleno de pinceladas de felicidad, por eso entreno mi mente para verlas, porque comúnmente la mente está entrenada para adherirse al cuerpo del dolor y sólo ver lo que falta. El Dalai Lama dice: “Una mente disciplinada conduce a la felicidad. Disciplinar la mente para ver lo que sí hay”. Eso también es de la filosofía de Viktor Frankl, entrenarte para ver lo que sí hay porque, por naturaleza, el ser humano va a voltear a ver dónde está sufriendo y atraparse ahí. Mi ideal de felicidad es conquistar y tener un alma libre, ir soltando  el ego, ir soltando el enfoque exterior para poner atención  en lo que a mi me corresponde, en concentrarme en mi  sabiduría interior que tengo por herencia de mis ancestros, que me permiten tener una vida libre, cómoda, a gusto y feliz.

¿Qué es lo que más te enorgullece?

Es ver, como en una caricatura, la vida de mis hijas. Mis hijas son un referente para mí de mucho orgullo. Cada una, en su forma de ser, en su forma de comportarse, en su forma desenvolverse, han podido traducir la historia de sus vidas en una historia de libertad, de autonomía, de conocimiento personal. Me llenan de orgullo mis hijas y con Robert, mi esposo, nos ha tocado vivir esto, y que, sin duda, es lo que más me hace sentir satisfecha.

¿Cuál es el principal rasgo de carácter?

El gozo. Me gusta mucho eso y también la empatía. Me ha pasado que ahora en la función pública me toca la fortuna de tocar vidas, porque tenemos programas para apoyar a la gente con vivienda y, cuando les entregó la vivienda, no sé si lloran más ellos o yo con la dicha de lo que está pasando. Una cosa que me caracteriza es esa empatía de estar para otro, de entender lo que está pasando en el otro. Ese rasgo era de mi mami. Es muy pretencioso decir que me parezco a mi mamá, que es una de las personas que más admiro, porque era una revolucionaria también para su tiempo. Aunque no fue logoterapeuta, siempre supo que el más importante ser que estaba con ella era el de enfrente y así lo hacía sentir, así fueran cambiando los interlocutores a cada minuto. A cada uno de los hermanos le dijo que era el mero consentido y cada uno lo asumimos así. Era muy sabia. Es la persona que más admiro y la tengo como un referente aspiracional.

¿Qué es lo que más detestas de los hábitos propios?

Detesto que me pongan enfrente unos tacos, de lo que sean, y que no me pueda contener. Esa parte de antojadiza de, sobre todo, la vitamina T: tacos, tostadas, tamales; lo que quieras. Odio que no puedo decirme que no. Lo disfruto, disfruto muchísimo comer.

¿Y de los ajenos?

Dice el dicho que “lo que que te choca te checa”. Me cuesta mucho trabajo tratar con gente que tiene una doble cara, que de momento aquí te está diciendo una cosa, das el paso y ya te está diciendo otra. Esa gente no me gusta. Me encanta el mundo derecho, transparente, libre, honesto.

¿Qué don te gustaría poseer?

Me encantaría volar y poder estar en varias partes a la vez. Y otro que siempre soñaba cuando era niña, en tener una varita mágica que tocaba y cambiaba la vida de los otros.

¿Cómo te gustaría morir?

Me encantaría tener la muerte de los justos, decía mi mami: amanecer muerta, y  no llegar a muy mayor. Me he preparado para no ser una carga para nadie en la medida de lo posible. Se me hace muy difícil la gente que tiene agonías muy largas, eso yo le pido a Dios Nuestro Señor que no me toque. A una agonía larga le tengo mucho respeto, porque templa a todos los que están alrededor y a mí me encantaría, de buenas a primeras, estando en la casa de retiro ―porque no quisiera terminar los días en mi casa― y que, de pronto, una mañana, ya no amaneciera.

Defínete en tres palabras:

Apasionada, comprometida y gozosa.

¿Cómo te ves en un futuro?

La función pública me ha encantado, y tengo grandes aspiraciones en mi proyecto de vida, pero donde me toque, donde pueda tener facilidad de desempeñarme, que sea una función trascendente, que pueda transformar la vida a la gente que me toca tratar.

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Last modified: 18 julio, 2022
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