Texto: ARANTZA HAZEL / CENTRO UNIVERSITARIO DE PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN (CUPI)
INFOGRAFÍAS Y FOTOS: MARIO ORTEGA
El proceso de militarización en México, acentuado durante el sexenio del Presidente López Obrador, “podría convertirse en un problema”, consideró Rodrigo Peña, sociólogo político que se ha especializado en gobernanza criminal.
De acuerdo con el doctor en Sociología con técnicas en Antropología por la Universidad de Leiden (Países Bajos), “un ejército funciona como un estamento separado de la sociedad (…) tienen leyes, juicios y reglas distintas”.
Durante la ponencia “Seguridad y democracia. ¿Hacia un proceso de militarización en México”, realizada en el Auditorio de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ, el internacionalista afirmó que un riesgo si la “división estamentaria se borra, es que las reglas del cuartel pasen a ser normas fuera del cuartel”.
“El hecho de que sean estamentarios supone que estén aislados a pesar de estar dentro de la sociedad. Esta distinción supone que cuando se quitan el uniforme mágicamente vuelven a la sociedad, desde una visión ritual (…)
“La crisis de justicia es gigantesca y en eso está metido también el Ejército […] el caso criminal de la historia más investigado en este país es Ayotzinapa, no solamente por las autoridades locales, estatales y participación de la sociedad civil. Si en el caso más investigado de este país no hay verdad, por lo tanto no existe justicia, reparación y memoria, imagínense qué pasa con el resto.
“Menciono a Ayotzinapa porque también está vinculado el Ejército; no solamente en la procuración de seguridad pública (lo cual también es un problema) sino también en la administración de justicia”, aseveró Rodrigo Peña.
Para jóvenes, Ejército es oportunidad de “comida, educación y sueldo estable”
Respecto a la frase de “pueblo uniformado” que utiliza el Presidente López Obrador para referirse al Ejército o los militares, el especialista consideró que el Ejército “es una de estas pocas oportunidades si una persona joven con relativos grados de marginación es rechazada por instituciones educativas y gubernamentales. No es idílico, pero es una opción para obtener comida, seguro, educación y un sueldo estable”.
Al respecto, destacó que la vinculación histórica entre el ejército y la sociedad mexicana también tiene sus orígenes en la necesidad de superación profesional.
En su ponencia, recordó el corporativismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en México ha influido en la afiliación de instituciones al proyecto político, incluido el Ejército. Esto ha generado inquietudes sobre la militarización y la lealtad de las fuerzas armadas al régimen, lo que ha generado preocupaciones sobre la posibilidad o el riesgo de un eventual golpe de Estado.
La primera prueba que el Ejército superó fue la transición de un partido político a otro en el 2000 con la llegada de Vicente Fox Quesada a la Presidencia; no obstante, la segunda demostración de lealtad al Estado mexicano consistía en encargarse de la seguridad pública en el marco de una “guerra” contra las drogas, con todo los problemas y las críticas que ha traído. Por lo tanto, esta implicación ha llevado a una mayor complejidad en la dinámica de poder y violencia en el país.
Con el involucramiento de las fuerzas armadas en la participación de la seguridad pública, el fenómeno del crimen organizado se hizo más complejo. Los grupos criminales se involucraron en dinámicas de poder. Así, existe complejidad en jóvenes al elegir entre el ejército o el grupo criminal.
Históricamente, Ejército mexicano ha gozado de autonomía presupuestal
Mientras que en otra arista, el especialista señaló que la autonomía presupuestal de las Fuerzas Armadas mexicanas ha sido histórica y se encuentra más allá del control civil que regula el presupuesto. Esta independencia financiera plantea un desafío en términos de transparencia y rendición de cuentas.
Desde su perspectiva, existen tres problemas de seguridad “indispensables” para comprender el entramado de violencias en México: desapariciones forzadas, la militarización como un problema de política pública, y la discusión sobre lo municipal.
Siguen aferrados a meternos en la cabeza de que el país está “militarizado”,sin duda esto es otra voz del coro mediático que sin descanso y sin miedo al ridículo, como diría el buen Fabrizio Mejía, componen la sinfonía de la desinformación.