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La docencia es la carrera más maravillosa que pude elegir: Maribel, profesora desde hace 37 años

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

FOTOS: RICARDO ARELLANO/LALUPA.MX

La manera en que un docente le hable a los niños puede hacer la diferencia en que un día te opere en una cirugía, que administre tus pensiones o que sea quien te asalte, aseguró Maribel Rodríguez Martínez, maestra desde hace tres décadas y hoy subcoordinadora de gestión educativa de la Unidad de Servicios para la Educación Básica del Estado de Querétaro (USEBEQ).

Impulsora de entender que cada niña y cada niño tiene estilos y ritmos diferentes de aprender, dedicó gran parte de su vida a capacitar a otros profesores sobre cómo canalizar a los estudiantes para sacar lo mejor de cada uno, porque “no es el diez o si aprendió la resta, sino las palabras atinadas, cómo le hables, cómo le escuches”.

Docente de formación, tiene 37 años de servicio, 29 de ellos frente a grupo en educación primaria y educación especial. Le tocó estudiar en la última generación de la Normal del estado que aceptaba a los egresados de secundaria, así que estudió la licenciatura y la maestría cuando ya era docente.  Creyente de la educación pública, sostuvo que la docencia cambia la vida de las niñas y los niños, porque trasciende a todos los estudiantes y sus familias.

“Desde muy niña quise ser profesora, me inspiraron los maestros que pasaron en mi vida, desde primaria, era algo que yo quería hacer, cuando veía a mis maestras ponernos bailables, hacer muestras pedagógicas, ayudar a los niños en todos sentidos, porque no es nada más la parte educativa, este trabajo trasciende a todas las familias. Nosotros hacemos la diferencia en la vida de los niños”.

El reto de detectar estilos diferentes de aprendizaje

Al principio de su carrera, se desempeñó en educación especial, cuando se les llamaba grupos integrados, que se conformaban por niñas y niños con el más bajo aprovechamiento o “con problemas de aprendizaje. Hoy el concepto ha cambiado, hoy hablamos que las barreras para el aprendizaje y la participación tienen más que ver con la mentalidad que rodea a estos niños, que no hemos aprendido que tienen estilos diferentes de aprender y que también pueden tener alguna discapacidad. Hoy sabemos que hay que transitar de una educación especial, que ya no debería haber, a una educación inclusiva”.

Cuando empezó a trabajar con los grupos integrados constató que tenían un estilo diferente para aprender bajo su propio ritmo, así que era necesario tener docentes con ritmos y estilos diferentes para enseñar, lo que le dio paso a la integración educativa.

A partir de esa experiencia, en 1988 impulsó, con otros dos docentes, el proyecto para niñas y niños “con capacidades y aptitudes sobresalientes, porque era entender que si no eran atendidos podrían traducirse en problemas de conducta.

“En un grupo regular de 40 personas tenemos dos polos opuestos: los que tienen un ritmo diferente para aprender y requieren de mayor tiempo y el otro extremo, esos que terminan muy rápido y si el maestro no sabe canalizar esas capacidades, se traduce en niños que no son comprendidos, los catalogan con un problema de conducta, pero no es así”.

Maribel y sus compañeros se capacitaron en estos temas para después acudir a las escuelas de Querétaro y detectar a los estudiantes con altas capacidades. “Hoy, la Secretaría de Educación Pública incluye la atención a través de las Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER) y trabajamos en un esquema de capacitación para que los docentes tengan las herramientas para detectar, canalizar y atender a este tipo de población”.

Ahí comprobó el impacto que el trabajo de un docente tiene en la vida de las niñas y los niños, porque no se trata solamente de enseñarles a leer y escribir o que comprendan las fracciones y las teorías científicas, sino influir en el proceso de las personas para entender al mundo, porque “los niños creen en sus maestros y eso es una enorme gratificación”.

Cambios en la educación favorecen a las mujeres

Durante su desarrollo como docente, pudo notar que las cosas cambiaron, lo que le permitió participar en procesos de selección para obtener cargos de directora y supervisora. Las oportunidades son más “parejas” para hombres y mujeres, a diferencia de lo que sucedía antes.

“Antes esas categorías, que eran las más altas en la docencia, eran principalmente para los hombres y era un tipo de discriminación a la mujer que quería tener una función más alta dentro del magisterio y eso fue determinante porque yo siempre he creído que las mujeres tenemos todas las posibilidades, todas las capacidades y características para poder sobresalir en cualquier ámbito que se desempeñe”.

Sin embargo, uno de los grandes retos, todavía, es vencer el machismo, pero eso implica promover que desde las aulas cada alumno y cada familia cuestionen sus propias creencias frente a las oportunidades y capacidades de las mujeres, porque “este machismo que se ha vivido durante muchos años se lleva también a las escuelas y es todo un reto para las maestras y maestros porque hay que romper y reeducar, porque tú educas a los niños y reeducas también a las familias”.

Estas ideas también impactaron la vida de las profesoras, porque durante muchos años “les costaba el doble o triple de trabajo ascender a una dirección”, en parte porque no se tenían las herramientas actuales, como las evaluaciones constantes, los concursos del servicio profesional docentes y los reglamentos de la Unidad del Sistema de Carrera para Maestras y Maestros (Usicamm).

“Con todo eso quitaron la posibilidad de las organizaciones que otorgaban las plazas a los amigos, los supervisores y jefes de sector eran los hombres, porque se podían ir a las escuelas, vivir en la sierra y eran premios porque esas categorías tenían una remuneración mayor y las mujeres no accedían fácilmente. Hoy hay herramientas que garantizan que las mujeres puedan acceder, pero hoy el reto es reeducar a las familias y tocar las creencias y los valores”.

La docencia y su impacto social

Cuando era niña, recuerda que un día estuvo muy triste en la primaria y no salió al recreo, su maestra Guadalupe le preguntó por qué lloraba y le contó que su mamá la regañó por traviesa. “La maestra me abrazó y me explicó que todo tenía solución, no recuerdo todo lo que me dijo, sino el consuelo. Sentí que yo no tenía un problema, en ese momento me dije: yo quiero ser como mi maestra Lupita, porque me marcó”.

Ya como asesora de otros docentes, le tocó capacitar a su maestra Lupita. “Me emocioné, le pregunté si me recordaba, le dije que fue mi maestra en primero, en sexto y entonces pensé que esta carrera no solamente te da un sustento, te da la posibilidad de formar a otras personas y eso te llena el corazón”.

Maribel vivió de primera mano los resultados cuando un docente se compromete. Hace años uno de sus estudiantes, Efraín, no podía continuar con la escuela por motivos económicos. “Era de los mejores estudiantes, venía de una comunidad otomí de Amealco, pero su situación no le permitía seguir estudiando. Yo platicaba mucho con su familia, eran hablantes de lengua indígena, su mamá vendía artesanías en el centro de Querétaro y yo los felicitaba por su desempeño”.

El día de fin de cursos, cuando alcanzó el mejor promedio de la primaria, Efraín lloró porque por su situación económica no le iba a permitir estudiar la secundaria. La maestra se ofreció a comprarle el uniforme y los útiles, pero los padres decían que no les alcanzaba el dinero para enviarlo a la escuela y lo necesitaban para vender las artesanías.

Entonces, Maribel se decidió a hacer todas las gestiones posibles. “Fui a USEBEQ, a todas las autoridades, le dieron una beca, siguió estudiando, terminó una carrera y hace 10 años lo vi trabajando en el sector público, me abrazó y me dijo usted es mi maestra”,

Desde entonces, insiste en decirle a todas las maestras y maestros que en la educación a las niñas y los niños “no es el diez o si aprendió la resta, sino las palabras atinadas, cómo le hables, cómo le escuches, porque puedes hacer la diferencia para que ese niño un día te opere en una cirugía, que administre tus pensiones o que sea quien te asalte. En el caso de Efraín no fue la beca nada más, fueron sus ganas de salir adelante”.

Determinada a mejorar las condiciones para la docencia, puntualizó que lo más importante es rescatar la importancia de atender a las niñas y los niños, porque “te cuentan lo que viven en sus casas, confían en sus maestros y te hablan de sus sueños, te hacen sentir importante, por eso, esta es la carrera más maravillosa para un ser humano, la carrera más maravillosa que pude elegir y lo volvería a hacer si volviera a nacer”.

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Last modified: 21 febrero, 2024
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