Autoría de 3:34 pm #Destacada, Amílcar Salazar - Filo rojo • 2 Comments

Del amor al feminicidio: tres historias

REPORTAJE Y EDICIÓN FOTOGRÁFICA: AMÍLCAR SALAZAR/LALUPA.MX

PAOLA Y ALEJANDRO, MÁS ESPINAS QUE ROSAS

En la apacible noche de El Organal, donde la fragancia de las rosas envuelve cada rincón, los gritos de una pareja en discordia, seguidos por tres balazos, rompieron el silencio.

La calle de Sabino García, centro de una comunidad de floricultores del municipio de San Juan del Río, Querétaro, se sumió en la tragedia cuando transcurrían los primeros minutos del 25 de julio de 2023.

Desde la penumbra de una mini cancha deportiva, Alejandro Ordaz Rivera, alias El Peligro, se apartó del cuerpo de su ex pareja sentimental, Paola Trejo, quien ahora fallecía desangrada a los 28 años de edad, estando a pocos metros de la casa que habitaba junto con sus dos hijos.

Las cámaras de vigilancia captaron la brutal escena mientras Alejandro, de 27 años, se retiraba del lugar del crimen sin aparentar prisa, ocultando un revólver bajo el cinturón y marchándose del pueblo entre rechinados de llanta de una camioneta ranchera azul.

HIJO DE “TIGRE PRÓFUGO”

Alejandro era conocido en la comunidad no sólo por sus frecuentes riñas, sino por ser hijo de Jesús Ordaz Melchor, alias El Boleas, de 45 años, un fugitivo de la Fiscalía General del Estado de Querétaro (FGEQ) que desde abril de 2015 huyó de la entidad para no ser procesado por el homicidio de un floricultor.

Por ese mismo delito, sobre el cual obran dos expedientes aún no cerrados en el Tribunal de Justicia del Estado de Querétaro, Hilda N., madre de El Peligro, se encuentra provisionalmente recluida en el penal de San Juan del Río.

La crudeza del asesinato de Paola resonó aún más en El Organal, considerando que la joven era hija de una conocida familia de floricultores y ex reina de las fiestas patronales de 2017.

PESADILLA DE CELOS Y ACOSO

Pocos meses del año 2018 duró el romance entre Paola y Alejandro, un joven que desde el inicio de la relación mostró ser arrebatado y violento, además de no tener más oficio que el de chantajear tanto a sus familiares como a los de su pareja para obtener dinero, aseguran a lalupa.mx vecinos de El Organal que piden no ser identificados.

Según la versión obtenida por este medio, cuando Paola decidió dejar a El Peligro, solamente ingresó a una larga pesadilla de celos y acoso por parte del varón herido. Una decisión que, por desgracia, cinco años después pagaría con la vida.

El viernes 29, en medio de una manifestación ciudadana que congregó en calles céntricas de San Juan del Río y El Organal a más de 250 personas en protesta por el feminicidio de Paola, ya circulaba en Internet la fotografía del rencoroso (aunque ahí sonriente) Alejandro, en calidad de fugitivo.

Una recompensa de 500 mil pesos se ofrecía por información que llevara a la captura del presunto agresor, de modo que las posibilidades de obtener justicia para la víctima se incrementaron.

“La pintura se quita, pero la vida de Paola, ¿quién nos la devuelve? ¿Quién le devuelve la paz a mi familia? ¿Quién le devuelve su madre a los niños que dejó atrás?”, acusaron manifestantes mediante carteles que desfilaron tanto en el centro histórico sanjuanense como en oficinas de la fiscalía estatal.

EL PELIGRO Y EL BOLEAS, JUNTOS DE NUEVO

La caza de Alejandro Ordaz alcanzó su clímax cuando investigadores de la fiscalía queretana iniciaron una operación cibernética y territorial para capturarlo, siguiendo pistas provenientes tanto de informantes locales como de fuerzas de seguridad de otras entidades, especialmente del estado de Coahuila.

La escapada fugaz de Alejandro llegó a su fin en tan solo 25 días. A mediodía del 20 de agosto, agentes de la Fiscalía de Coahuila, respaldados por elementos de la fiscalía queretana, se desplazaron hasta la colonia El Salvador, de Saltillo, para ejecutar su detención.

Pero la sorpresa se apoderó de las autoridades cuando descubrieron que el sujeto que había proporcionado refugio a Alejandro era nada menos que su padre, el también fugitivo Jesús Ordaz Melchor.

Fue así que la captura de El Peligro se convirtió en un doble éxito para los agentes enviados a Coahuila, toda vez que pocas horas después volvieron a casa con dos presuntos asesinos a bordo de un avión de la FGEQ.

“El hijo sabía dónde estaba el papá, el padre encubrió al hijo, ambos son presuntos culpables de asesinato, ambos culpables de encubrimiento. ¡Qué bonita familia!”, comentó en las redes sociales Gallo Garcés, un joven que hace pocos años acompañó en la Secundaria Técnica 19 a la ya desaparecida ex reina de El Organal.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

VANESSA Y ULISES, AMOR TRANSFORMADO

En sus cuentas de Facebook, Vanessa y Ulises se declaraban amor eterno y cruzaban cariñosas palabras y emoticones en cada post.

“Eres la mejor manera que tiene el mundo de decirme lo bonito que es la vida”, escribió Vanessa Ochoa, de 27 años, a su esposo, Ulises Barrera, de 24, quien expresó sentirse “dichoso” a su lado, calificándola como “la persona más hermosa del mundo”. Era la primera semana de 2023.

Pero dos meses después, casi a las 04:00 horas del 9 de marzo, el joven Ulises se convirtió en un furioso feminicida al no contenerse para golpear, estrangular y apuñalar a su amada Vanessa, como tampoco para prender fuego al colchón donde yacía el cuerpo y provocar un incendio en la casa de huéspedes que habitaban en la ciudad de Querétaro.

ESCAPÓ MIENTRAS INCENDIABA LA CASA

Si bien se ignora el motivo por el que Ulises habría asesinado a Vanessa, residentes del inmueble de arrendamiento, situado en la colonia Carrillo Puerto, aseguran haber escuchado discutir a gritos a la pareja que ocupaba un mini apartamento.

Al percatarse de que el cuarto de los esposos estaba abierto y expelía humo, una inquilina comenzó a gritar en el pasillo, pidiendo ayuda a otros vecinos para apagar el fuego. En ese instante, otro inquilino de nombre Juan N. se topó con Ulises cuando pretendía abrir el portón del inmueble para salir a la calle.

Al juzgar la actitud de Ulises como sospechosa, Juan intentó detenerlo cuando ya había tomado la calle 18 de marzo, donde se ubica la pensión. Empero, el persecutor sólo consiguió lesionarse al caer en uno de los hoyancos que tenía la arteria, misma que estaba en obras y a obscuras.

Fue así que Ulises logró escapar del lugar del crimen. Lo hizo a bordo de la motocicleta con la que acababa de conseguir trabajo en Querétaro, como repartidor de una empresa distribuidora de comida rápida. Un vehículo que posteriormente sería localizado en las cercanías de la Terminal de Autobuses (TAQ).

“SECA TUS LÁGRIMAS Y HUYE DE MI”

“No puedo imaginar el miedo que sentías mientras tu agresor te atacaba como a un animal, mientras te arrebataba la vida, mientras apagaba la luz de tus ojos. Lo siento porque soy hija, soy hermana, soy madre y nadie, absolutamente nadie, merece una cosa así…”, comentó en las redes sociales Naty N., familiar de Vanessa, quien era originaria del estado de Morelos.

De acuerdo con indagaciones de lalupa.mx Vanessa y Ulises tenían dos meses de haber emigrado a Querétaro, procedentes de Temixco, Morelos, donde iniciaron su relación en junio de 2022 y se casaron en octubre del mismo año.

Una amiga de Vanessa afirmó a este medio que los enamorados prácticamente huyeron de sus respectivos hogares y sin haber cursado más estudios que los que se imparten en el Colegio de Bachilleres donde se conocieron.

Los recién llegados a Querétaro enfrentaban dificultades económicas, dado que Vanessa no conseguía un empleo de su agrado, mientras que Ulises, como repartidor de comida, ganaba menos de cinco mil pesos por mes, incluyendo propinas.

Sobre el posible carácter violento de Ulises, un fragmento poético que el agresor compartió en sus redes, una semana antes del feminicidio, podría indicar una advertencia para la víctima:

“Seca tus lágrimas y huye de mi, en mi interior no soy bueno y puedo contagiarte. No preguntes por qué, sólo huye, bórrame de tu vida, imagina que sólo fui un sueño del cual ya despertaste…”

22 DÍAS EN FUGA

Luego de matar a su pareja sentimental, Ulises Barrera inició un periplo de 22 días y al menos mil 896 kilómetros de carretera para llegar a la frontera con Estados Unidos, país al que pretendía cruzar.

De acuerdo con indagaciones de la Fiscalía de Querétaro, Ulises se dirigió de primera instancia a su natal Morelos, donde probablemente obtuvo recursos para pagar gastos y boletos de autobús hacia el norte del país.

Acto seguido, el feminicida viajó desde la Ciudad de México a Monterrey, Nuevo León, ciudad donde permaneció al menos ocho días. Posteriormente se trasladó a Ciudad Acuña, Coahuila, donde buscó sumarse a una caravana de migrantes que se dirigía a EU.

Fue en Ciudad Acuña donde aparentemente Ulises se involucró en un pleito callejero, razón por la que fue detenido por la policía municipal y llevado a una comandancia. En dicha oficina, al requerírsele datos y tomarle huellas, pronto se descubrió que se trataba de un prófugo de la justicia de Querétaro.

Como paso final, Ulises fue remitido a la Fiscalía de Piedras Negras, donde ya lo esperaban los agentes de la Fiscalía de Querétaro que le seguían la pista. Minutos después, los mismos detectives lo trasladaron hasta el Centro de Reinserción Social de Querétaro, donde un juez de control no tardó mucho en vincularlo a proceso.

Aún sin cumplir 25 años, Ulises podría ahora enfrentar una sentencia carcelaria de al menos medio siglo.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

LUPITA Y MIGUEL, PASIÓN BAJO TIERRA

La escena era clara y contundente, pero Miguel parecía ajeno a todo lo que lo rodeaba. Estaba envuelto en una nube de soledad, con su rostro arrugado por el dolor, la ira y los años. Tenía los ojos vidriosos y abrazaba bajo la chamarra una botella de alcohol. Por momentos, su mirada se perdía, como si estuviera en otro mundo.

Entre la penumbra de una noche fría del barrio de San Jerónimo Miacatlán, en la alcaldía Milpa Alta de la ciudad de México, Miguel miró el cadáver de Guadalupe con una mezcla de tristeza y furia. Se abrochó el cuello de borrega con rapidez, decidido a sepultar todo aquello que ocupó su tiempo y mente durante la primera semana del mes de septiembre.

A punto de cavar sobre la tierra húmeda, se echó los brazos a la espalda como un viejo soldado rudo y decidido. Un viento helado azotaba el patio de la vivienda con una ferocidad inhumana y el aire estaba cargado de tensión. Sin embargo, el hombre cavó con soltura, dueño de su oficio de jardinero. Cuando la fosa estaba lo suficientemente profunda, recogió el cuerpo de la mujer de 60 años y lo depositó en el fondo, para luego empezar a llenarla con tierra.

El patio de la casa que él mismo había construido y que compartió con su mujer durante los últimos ocho años era pequeño, tenía el pasto crecido, con restos de arena y mucha basura, algo que aprovechó para disimular la tierra suelta que dejaría ante la vista ajena un sepulcro clandestino en el patio doméstico.

Concluida la faena, el hombre se quedó quieto y miró el área recubierta de escombros, antes de entrar a la casa, meterse a la cama y beber el resto de la botella. El viento había amainado, pero el silencio –este sí– le pareció aterrador.

EL AMOR QUE SE FUE

A los 55 años, Miguel Gamaliel Silva Romero ya era un ser distinto de aquél que a mediados de 2015 se casó en segundas nupcias, “muy enamorado de Guadalupe López Hernández”, a quien dedicó en su momento cariñosas frases en las redes sociales:

“Es bueno saber que tienes una amiga, esposa y amante en casa. Por cuidar de mi, te amo”, decía a su entonces amada Lupita.

Antes de ser encadenada dentro de una recámara durante siete agobiantes días, sufriendo tortura física y sicológica por parte de Miguel; desde luego, antes de ser asesinada a golpes, Guadalupe ya había cambiado la vieja percepción que sobre su marido expresaba en redes:

“Me siento bien conmigo porque estoy logrando lo que quiero, aparte de tener a mi lado al hombre que amo. Es un hombre bueno que me ama y que quiere estar conmigo por siempre.”

TORTUGUISMO JUDICIAL

Como preámbulo trágico para la familia de la oficialmente “desaparecida” Guadalupe, su cuerpo fue encontrado por autoridades de la Fiscalía de la Ciudad de México hasta que se cumplieron 59 días de que fue reportada su desaparición, sin que ningún investigador o perito criminalista se tomara el tiempo de visitar el domicilio de San Jerónimo Miacatlán y pudiera percatarse de que el cuerpo de una víctima de feminicidio yacía a metro y medio bajo tierra.

Fallecida Guadalupe, ya no podía escuchar los ruegos que familiares suyos externaron a los agentes del Ministerio Público, a fin de que visitaran la casa y que interrogaran a Miguel en calidad de sospechoso, que lo presionaran para que aceptara que no existía tal “desaparición”, sino que en realidad ya estaba muerta dentro del domicilio conyugal.

Pero los judiciales capitalinos, aferrados al protocolo burocrático, no pisaron el domicilio sino hasta que se cumplieron los dos meses que, según decían, requerían para confirmar que la presunta desaparecida pudiera reaparecer.

JUSTICIA EN PAUSA

Miguel gozó de plena libertad durante aquellos dos meses de pausa investigadora. Tiempo que bien pudo aprovechar para huir de la ciudad o del país, quizá para remover la evidencia comprometedora que alojaba en el patio.

Pero el varón desperdigó la oportunidad de escapar, quizá aferrado a la extraña confianza que tenía de que nadie sospecharía de un supuestamente afligido marido que compartía en su Facebook los carteles de búsqueda de la mujer desaparecida.

AFORTUNADA CAPTURA

Por fortuna, la autoridad no sepultó la carpeta de investigación del caso, así que al cumplirse la pausa de 60 días, agentes de investigación montaron guardia en las cercanías del domicilio de Miguel, a la espera de que este apareciera, tal y como ocurrió la madrugada del 17 de noviembre, cuando fue detenido.

Al día siguiente, el patio del crimen se llenó de agentes, peritos, patrulleros y reporteros. Un famélico perro abandonado en la casa se encargó de mostrar a los visitantes el sitio exacto del sepulcro clandestino con el que Miguel habría correspondido a su mujer por los ocho años que estuvieron casados.

Esperando una sentencia que, de acuerdo con abogados, podría sumar más tiempo del que humanamente podría vivir, Miguel actualmente despliega su ira dentro del Reclusorio Preventivo Oriente de la CDMX.

AQUÍ PUEDES LEER TODAS LAS ENTREGAS DE #FILO ROJO, LA SECCIÓN DE AMÍLCAR SALAZAR PARA LA LUPA.MX

https://lalupa.mx/category/las-plumas-de-la-lupa/amilcar-salazar-filo-rojo/

(Visited 717 times, 1 visits today)
Last modified: 23 febrero, 2024
Cerrar