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“Este viaje es una escuela”; familia queretana recorre AL a bordo de una camioneta

HISTORIA: PATRICIA LÓPEZ NÚÑEZ/LALUPA.MX

Un video que les mostró su hijo sobre la familia “Los Mundo” les bastó a Minerva y a Jaime para iniciar un viaje por Centro y Sudamérica con su familia. En agosto de 2023 le dijeron adiós a la escuela y se separaron de sus empleos para empezar el recorrido que les permitió conocer, hasta ahora, ocho países y sorprenderse con la calidez y la creatividad de América Latina, donde “a nadie se le cierra el mundo”.  

En la frontera México-Guatemala

La escritora y tallerista Minerva Almazán Arreola recuerda que la familia empezó a bromear con la posibilidad de hacer un recorrido similar al de “Los Mundo”, que viajan desde hace muchos años por América Latina, hasta que al terminar el año escolar de sus hijos tomaron la decisión de llevar a cabo su sueño.

En el Volcán Acatenango., en Guatemala

“Los sacamos de la escuela porque es un aprendizaje enorme, no solamente para los niños. Para nosotros ha sido descubrir muchas cosas, abrir horizontes y cambiar las perspectivas sobre los países, ha sido abrirnos los ojos de una manera enorme. Este viaje es una escuela y hay que aprender de cada cultura, de cada tema distinto”.

Montados en “Sami Josefina”, la camioneta de donde salieron de Querétaro el 5 de agosto, ya conocieron lugares que no se podían imaginar por lo que les contaban otras personas. El objetivo es llegar a Tierra de Fuego en Argentina para después regresar “del otro lado de los Andes”, hasta Querétaro.

La “Sami Josefina” en Costa Rica

Jaime Alvarado Medina, esposo de Minerva, admite que entre los factores que los hicieron tomar la decisión de hacer este viaje se encuentran el estrés, el cansancio y la rutina del trabajo, así como las ganas de conocer otros países y destinarse tiempo como familia.

“Con los niños no pasa nada al perder un año de escuela, lo recuperan y ni pasa nada y esto que están viviendo no lo enseñan en la escuela, la educación en muchas partes ya es obsoleta porque no es práctica, solamente es enseñar lo mismo cada año y sí se requiere, pero este viaje complementa el aprendizaje y los hace vivir el conocimiento, cuando ellos estén en la escuela también tendrán más dudas y se las responderán”, considera Jaime.

 Playa Mangos, Nicaragua

Para sus hijos, la experiencia es muy divertida. Salma tiene 7 años y disfruta no despertarse temprano para ir a la escuela, pero también aprende muchas cosas. Hasta ahora le gustó más Nicaragua, porque “hacía mucho calor, pero sus playas eran muy bonitas, igual que las tortuguitas”. Emiliano, de 14 años, prefiere Colombia, por su diversidad en los ecosistemas, los cambios en el clima y porque encontró que la gente es muy agradable.

Durante el trayecto, la familia aprendió a reconocer diferentes plantas y cultivos, también se conocieron más como familia. Ni Minerva ni Jaime dejaron sus trabajos de manera total, los dos son independientes y sus negocios están a cargo de otras personas mientras siguen con el recorrido.

Volcán Concepción, Nicaragua

“Mi hijo ya está entrando a la adolescencia, a ratos anda con nosotros a media fuerza porque ya había empezado su vida social con sus amigos y tal vez más grande ya no nos hubiera seguido, este era el momento de hacer un viaje así, para estar los cuatro de la mejor forma, todavía no están en un ciclo escolar tan grande como la universidad, todavía están pequeños”, insiste Jaime.

Llegando a Costa Rica

Protestas y creatividad, la experiencia en Latinoamérica

Desde agosto del año pasado a la fecha, la familia ya conoció diferentes ciudades de Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú, donde escogen distintos puntos de interés para recorrerlos y convivir con los habitantes de cada zona.

En Costa Rica

En Panamá les tocó quedarse mucho tiempo, un mes y una semana, porque “llegamos cuando empezó la situación política en el país, a partir de un contrato minero y todas las carreteras fueron bloqueadas por los indígenas, intentamos llegar a la capital de Panamá, no pudimos, tuvimos que tomar un vuelo y esperar ahí”.

Bloqueos carreteros en Panamá

En ese tiempo, inscribieron a su hija a clases de telas y la familia empezó a hacer “un poco la vida” en Panamá, hasta que Jaime tuvo la oportunidad de regresar por la camioneta a la frontera para continuar con el viaje. “De Panamá a Colombia no hay carretera, se sube la camioneta a un contenedor, a un buque y sale del puerto de Colón en Panamá y llega a Cartagena en Colombia, ahí es donde nos hemos tardado mucho más”.

A pesar de ese contratiempo, la familia resalta que América Latina es impresionantemente rica en recursos naturales y humanos. “Las personas son maravillosas, nunca hemos tenido una situación de peligro, incluso en Panamá, con lo que pasó, todos nos han recibido súper bien, nos han apoyado y han sido súper amables con nosotros en todos los países”.

La llegada a Colombia

Nicaragua les sorprendió porque tenían comentarios previos sobre la inseguridad, pero resultó ser todo lo contrario. “Es una belleza de país, impecablemente mantenido y limpio, todos sus centros culturales, sus edificios históricos, con mucha seguridad y la gente es de lo más linda”.

La playa Maderas, en Nicaragua

La familia espera estar de regreso en Querétaro en agosto próximo, desean que su viaje sea ejemplo para que muchas personas más se animen a conocer los países de Centro y Sudamérica, así que lo documentan todo en la cuenta de Instagram @minealmazana, porque “hay infinitas posibilidades de vivir esta vida, la vida sedentaria tiene muchos beneficios y vivir moviéndote todo el tiempo nos ha enseñado a ser muy prácticos y a viajar ligeros”.

Filandia, Colombia

Como familia que está junta todo el tiempo, también aprendieron que deben hablar sobre las situaciones que se presentan en el viaje, para resolverlas y que el recorrido sea agradable, sin convertirse en una carga, así que “nos damos el tiempo para hablarlo, algo que a veces no hacíamos en Querétaro porque trabajábamos muy estresados y no teníamos ganas de platicar”.

Quito, Ecuador

Durante este tiempo les tocó acampar, “vivir en el piso 50 de algún edificio”, en casitas en el campo y en todo tipo de ciudades, así que les gustaría que otras personas se animaran a hacer las cosas diferentes porque “hay tantas formas infinitas de vivir, de ganarse la vida, por ejemplo, en Colombia convierten espacios, terrenos inclinados donde pensaríamos que no se puede hacer nada y ellos ponen columpios, instalan miradores con luces y se vuelve un lugar turístico con mucha afluencia y así sacan lo mejor de cada espacio”.

En la mitad del mundo, la latitud 0, en Ecuador

Chan Chan, Perú

Eso demuestra, dice Minerva, que la creatividad de Latinoamérica no tiene límites y que hay que superar los prejuicios, porque siempre se llega a un país con ciertas expectativas por lo que dicen las noticias o por lo que alguien más cuenta, pero “ningún país ha sido como nos han platicado, siempre nos sorprende de alguna u otra manera y eso es muy bonito y muy enriquecedor, a nadie se le cierra el mundo”. 

Dunas de Conache, en Perú
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Last modified: 19 marzo, 2024
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